NADA NI NADIE PUEDE DETENER ESA PALABRA Últimos pensamientos del día



“Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive” (Juan 4:50).

Tener hijos es un don de Dios, "herencia de Jehová”… cosa de estima” (Salmo 127:3). Ellos son “plantas de olivo alrededor de nuestra mesa” (Salmo 128:3).
Pero sin duda incluyen mucho sufrimiento también. Aún sus enfermedades más leves nos preocupan, todo su proceso para madurar nos quebranta, aflige y cuanto maduramos junto a ellos...

Ante estas cosas que sólo pueden entender aquellos que son padres, que hermoso y consolador es ver a Jesús, en este pasaje del evangelio según Juan, ocupándose no sólo de la enfermedad de un niño, sino aún del dolor angustiante de un padre que ve venir uno de los más devastadores sufrimientos aquí en la tierra.

En el versículo 47 encontramos un diagnóstico fatal: este “hijo estaba a punto de morir”.
Y también podemos conocer el clamor en el corazón de este padre. Se entera que “Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él, y le rogó” (4:47).

La palabra griega que utiliza Juan para describir el pedido de este hombre es “eróta”, la cual aparece en “un tiempo continuo, es decir que el hombre repetía su petición de forma insistente. El problema que exponía era de máxima urgencia. Por tanto, insistía” (Leon Morris - “The Gospel According to John”).

El Señor oyó este clamor y le dijo las palabras que leímos al principio: “Ve, tu hijo vive” (4:50).
Cuando este padre volvió a su casa encontró que en el mismo momento que Jesús había dicho esas palabras su hijo había sanado (4:51-53).

Lo digo otra vez: ¡que enormemente alentador es saber que podemos acudir a nuestro Salvador por nuestros hijos!
No sólo en una enfermedad, sino aún en lo que considero, de forma personal, el mayor dolor que puedo sufrir: la situación eterna de nuestros hijos.
EL puede hacer lo que yo no puedo. De la misma manera que este hijo de Juan 4 estaba al borde de la muerte y ni él mismo podía hacer nada ni su padre, así nuestros hijos están en las manos más tiernas y seguras.

Sí, nosotros como padres tenemos nuestra parte. Sí, Dios hará su voluntad. Pero, ¡que fortalecedor es saber que puedo acudir a Aquel que si dice “ve, tu hijo vive”, NADA ni NADIE puede detener esa palabra (Isaías 43:13)!...


Luis Rodas


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