“Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19).
Sin lugar a dudas es piadoso el anhelo de querer pasar la mayor parte del tiempo entre hermanos. Allí nos “edificamos unos a otros” (1 Tesalonicenses 5:11); “nos alentamos unos a otros” (1 Tesalonicenses 4:18); nos amamos (Romanos 12:10; 1 Pedro 1:22); “sobrellevamos las cargas los unos de los otros” (Gálatas 6:2); nos exhortamos (Romanos 15:14); etc...
Hasta podemos decir con toda seguridad que si alguien no ama la comunión de los santos está dejando ver una muy mala señal (1 Juan 3).
Pero… y esto también es muy importante, no debemos olvidar que estamos en este mundo como soldados con una misión.
No estamos aquí para dejar pasar el tiempo hasta que el Señor vuelva.
No estamos aquí sólo para edificarnos.
¡Estamos en misión (1 Pedro 2:9; Juan 20:21; Filipenses 2:15; Marcos 16:15; Mateo 5:13-16)!.
Al entender cabalmente esto, la perspectiva de la ocupación que llevas a cabo cambia.
RAZONES
Muchas personas de este mundo buscan sentirse realizadas en sus trabajos, lograr respeto por su profesión y ganar todo el dinero posible para su propia comodidad y ocio.
¡Esta es la mentalidad del mundo!
“Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5:24), y ahora “ya no viven para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Corintios 5:15).
- Algunos de ellos dejarán la comodidad de su hogar y se mudarán a lugares remotos a plantar Iglesia o a apoyar alguna obra ya existente.
- Otros nunca saldrán de su ciudad natal, pero cada día que salen a trabajar o formarse en sus estudios, comprenden que están en el campo de misión.
Tanto los unos como los otros se levantan cada mañana sabiendo que enfrentarán a un mundo que está en tinieblas y "bajo el maligno" (1 Juan 5:19), y que pelearán grandes batallas (1 Timoteo 6:12).
Hermano, ¿estás en Cristo? ¡Cada día estás en misión!...
Luis Rodas
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