Guarda tu corazón con toda diligencia. Primeros pensamientos del día.



“¿Quién es sabio y guardará estas cosas,
y entenderá las misericordias de Jehová?” (Salmo 107:43)

John Flavel (1627-1691):
“En los tiempos de calma, prosperidad y bienestar, es cuando la providencia nos sonríe y nos sostiene en sus brazos.
Ahora, cristiano, guarda tu corazón con toda diligencia; porque es en momentos así donde crece la seguridad vana, el orgullo, y la mente terrenal. Ver a un hombre humilde en tiempos así, es una de las mayores rarezas en el mundo.
Mira la advertencia de Dios a Israel: ‘Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste…. Cuídate de no olvidarte de Jehová' (Deuteronomio 6:10-12). Y de hecho, esto fue lo que le sucedió a Jesurún. Moisés dice de él: ‘Engordó Jesurún, y tiró coces… Entonces abandonó al Dios que lo hizo, y menospreció la Roca de su salvación’ (Deuteronomio 32:15).

Oh… ¡cuantos han sido cómodamente trasladados al infierno en las carrozas del bienestar terrenal, mientras otros fueron guiados al cielo por la vara de la aflicción!.

Cuando todo está en quietud, debemos ejercitarnos en la gratitud ante Dios reconociendo cada una de sus misericordias con nosotros.
La lucha es porque los buenos tiempos no produzcan apatía, sino aumenten la gratitud y adoración a Dios.
Para esto nuestros gozos no deben ser las misericordias recibidas, sino el Dios de esas misericordias.
Este es el caso de Ana. Dios la bendice, y ella ora: ‘Mi corazón se regocija en Jehová’ (1 Samuel 2:1). De la misma manera María. Se encuentra rodeada de un favor tan inmenso que aún no logra entender. Y ella dice: ‘Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador’ (Lucas 1:46).
Esta es la gran clave por la que, las misericordias de Dios hacia algunos, han sido como el aceite en las ruedas de la obediencia a Dios, haciéndoles más esforzados en su servicio"
(“Saint Indeed”).

Señor, por favor, en los tiempos de calma, haznos temblar entendiendo cuanto nuestra vida depende de ti. Si tú te haces a un lado un milímetro lo perdemos todo.
(Si quieres entender mejor todo esto lee completo el Salmo 107)



Luis Rodas

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