El apóstol Pablo escribió:
“Así que, hermanos,
os ruego por las misericordias de Dios,
que presentéis vuestros cuerpos
en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios,
que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1)
El apóstol Pablo escribe estas palabras luego de 11 capítulos donde presenta la gloria de Dios en la obra de salvación.
Estos capítulos van subiendo y subiendo en intensidad, hasta que desembocan en una explosión de alabanza (11:33-36).
Y luego, como si el apóstol desviara su cabeza mirándonos directamente a nosotros, nos exhorta a ser lógicos, a actuar en consecuencia de tanta misericordia.
Escribe: "Así que". Esto es: “Por todas las misericordias relatadas anteriormente ('por las misericordias de Dios')".
“Os ruego”: aquí viene el ruego por vivir de forma lógica, acorde, a tantas misericordias hacia nosotros.
¿Cómo debemos vivir entonces?
"que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”.
Ya no presentamos, como en el Antiguo Pacto, sacrificios de animales en gratitud y adoración. Ahora presentamos nuestras vidas mismas en rendición total a EL.
¡Esto es lógico!: "es vuestro culto racional".
“Racional” proviene de la palabra griega “logikós”.
Ante un Dios así, ¿cómo podemos ser tan ilógicos de pensar que somos dignos de vivir para nosotros mismos?.
Al comprender un poco la suprema dignidad de Dios, la reacción normal y lógica es: "no soy digno de vivir mi vida para mí mismo. EL es SUPERIOR a mí. EL es digno de que postre mi vida a sus pies".
Charles Simeon (1759-1836):
“Cualquier servicio que no sea una entera rendición del alma a Dios es irracional y absurdo. ¿Cómo puede ser posible que sirvamos a Dios sin que nuestro corazón, amor, pasión, excelencia y máximo esfuerzo estén allí?.
Entrégate a ti mismo a Aquel que dio hasta Su sangre por ti. Vive para glorificarle en todo lo que haces.
Si Dios te llama a hacer algo para EL: ‘todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas’ (Eclesiastés 9:10).
El fin de las misericordias de Dios hacia ti es que respondas debidamente"
(“Horae Homileticae”. Vol. 15).
Que el Señor nos de la gracia para vivir estas palabras.
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