El apóstol Pablo escribió:
“Así que, hermanos,
os ruego por las misericordias de Dios,
que presentéis vuestros cuerpos
en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios,
que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1)
¡La rendición total de nuestras vidas a Dios es adoración!
Es nuestro "CULTO racional (lógico)”.
Adoración NO nace de un corazón que se cree supremamente digno, pero se acerca a una deidad para recibir una ayuda extra. ¡NO!.
Verdadera adoración nace de un corazón que valora por encima de todas las cosas, aún de su propia vida, a alguien o algo.
Es la estima de ese alguien o algo que lo lleva a actuar en consecuencia.
Es a eso que más valoramos a quien le rendimos nuestra vida en tiempo, esfuerzo, dedicación, pasión, búsqueda, anhelo, etc...
La rendición de nuestras vidas a algo es lo que muestra de forma visible qué es lo que más valoramos en nuestro corazón.
“Donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:21).
Para esto necesitamos separar tiempo cada día para conocer a Dios.
¿Cómo?
- A través de Su Palabra: es el testimonio fiel de Dios (Salmo 19:7)
- A través de la oración: tanto en peticiones, como en el esperar las respuestas, reconocerlas cuando estas llegan, y en dedicar un momento para agradecer cada acción de Dios a nuestro favor
- A través de los hechos de Dios: ver a Dios en cada circunstancia de nuestra vida, por más ínfima que parezca, difícil o extraña. Dios obra de muchas maneras en sus hijos, y de forma constante. Cuanta riqueza hay en buscar las huellas de Dios en TODO.
De esta manera podemos experimentar el consejo sabio de Thomas Watson (1620-1686):
“Es necesario poner a Dios en el más alto lugar de nuestros pensamientos, tener una estima venerable de EL.
Hay en Dios todo lo que puede conducirnos a maravilla y deleite. En EL hay una constelación de todas las bellezas.
Glorificamos a Dios cuando somos admiradores de Dios; admiramos sus atributos.
Al tener pensamientos de admiración de Dios, le estimamos más excelente, y buscamos diamantes sólo en esta Roca"
(“A Body of Divinity”).
¡Esto nos llevará, no sólo a rendir nuestras vidas por completo a Dios, sino a hacerlo con deleite, gozo y anhelo!.
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