“Sobre mí, oh Dios, están tus votos;
te tributaré alabanzas.
Porque has librado mi alma de la muerte,
y mis pies de caída,
para que ande delante de Dios
en la luz de los que viven” (Salmo 56:12,13)
Stephen Charnock (1628-1680):
“Este Salmo fue escrito por David cuando se encontraba en una notable aflicción: ‘los filisteos le prendieron en Gat’.
En los primeros versos David presenta su situación y luego nos habla de su seguridad de salvación en todo aquello. El encontraba una firme ancla en Dios:
‘Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare’ (56:9).
Pero finalmente David nos deja un gran ejemplo. El derrama su gratitud al recordar anteriores misericordias de Dios hacia él:
‘Te tributaré alabanzas. Porque has librado mi alma de la muerte, y mis pies de caída’ (56:12,13).
¡Este ha sido siempre el método del pueblo de Dios!.
Es necesario recordar de una manera especial las misericordias recibidas.
David escribe en el Salmo 77:10,11: ‘Traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo. Me acordaré de las obras de Jah. Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas’.
En el apóstol Pablo encontramos que también rememora una manifestación de Dios hacia él 14 años atrás en 2 Corintios 12:1.
Dios tiene un ‘libro de memoria' de nuestras vidas según Malaquías 3:16, ¿por qué no deberíamos tener un registro de sus bondades y misericordias hacia nosotros?.
El recordar es una obra necesaria en la vida del cristiano.
Recordar acerca de nuestro pecado causa en nosotros aborrecimiento al mismo: ‘Os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis’ (Ezequiel 20:43).
El traer a memoria hechos que nos hagan ver como es Dios produce en nosotros una profunda humildad: ‘Me acordaba de Dios, y me conmovía’ (Salmo 77:3).
El recordar los atributos de Dios nos conduce a guardar Su Palabra: ‘me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová, y guardé tu ley’ (Salmo 119:55).
El traer a memoria como Dios ha obrado a nuestro favor en batallas pasadas, nos consuela en las aflicciones: ‘Me acordé, oh Jehová, de tus juicios antiguos, y me consolé’ (Salmo 119:52).
Al recordar las misericordias de Dios estamos trayendo a memoria los tesoros de Su Bondad, el arte forjado de Su Sabiduría, los efectos del brazo de Su Poder.
Debemos recordar constantemente las misericordias de Dios, reconociendo que todo bien desciende de Dios: ‘Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces’ (Santiago 1:17).
Para esto ningún ‘don' es pequeño, sino que se trata de un mensajero del gran Dios, y lleva la firma de Su nombre en él"
(“The Works of”. Vol. 5).
Haz el esfuerzo consciente hoy de tomarte un tiempo considerado para recordar la obra de Dios a tu favor en diferentes épocas.
Rememora y agradece a Dios con palabras una por una.
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