Hicieron proezas en Dios: Pablo 2 parte



Antes de leer esta segunda parte, puedes leer la primera parte AQUÍ

Ahora, entendamos bien, esa capacidad que lo hacía trabajar duramente para Cristo no vino a través del "quietismo”.
El apóstol Pablo era un hombre disciplinado.
El había entendido en Dios que el llamado del cristiano requiere disciplina y esfuerzo: 1 Corintios 9:24-27
Escuchemos bien: el perezoso no obtiene nada.
Proverbios nos enseña: “Un poco de sueño, cabeceando otro poco,
poniendo mano sobre mano otro poco para dormir;
Así vendrá como caminante tu necesidad,
y tu pobreza como hombre armado"
(Proverbios 24:33,34)

Hermano pastor, si no eres disciplinado en tu propia vida, ¿cómo llevarás a los hermanos que Dios te confió a ser disciplinados en su caminar en Cristo?
1 Timoteo 3:2 nos habla de la necesidad de que el pastor sea “sobrio”.
“Sobrio” (“nefálios”): “Se emplea metafóricamente de un estado de alerta moral” (Diccionario Vine).
Y Tito 1:8 dice que es necesario que el pastor sea “dueño de sí mismo”.
Es necesario que el liderazgo de la Iglesia sea disciplinado, ejerciendo el dominio propio, no ora si le queda tiempo, todos los días tomas las riendas de su tiempo y, pase lo que pase, es disciplinado con el tiempo que ya determinó para estar a solas con Dios. Pase lo que pase.
Es disciplinado con sus comidas, es disciplinado con su tiempo durante el día, cumple cada horario con el que se compromete.
El gobierna su cuerpo, sus deseos, su tiempo, su vida familiar, su trabajo...
Un hombre así podrá guiar a la congregación a la fundamental práctica de ser “sobrio”, “dueño de sí mismo”, esforzado y disciplinado.
Charles Spurgeon: “Es de lamentar si como ministro no eres muy dado a la oración. Si eres indiferente a la devoción sagrada no sólo es de lamentar por ti sino por tu pueblo” (Citado por E.M. Bounds en “La oración, fuente de poder”. Pag. 12).

Lo mismo sucede con los padres con sus hijos, las madres, los esposos con sus esposas, etc, etc...

El apóstol Pablo nos enseña con su vida que la gracia de Dios no fue en vano en su vida.
Leímos en 1 Corintios 15:10: “y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos”.
Algunos dicen estar bajo la gracia de Dios pero su descuido en todo sentido lo niega. Las palabras de Pablo nos acorralan: “la gracia produce frutos. ‘Su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado’. Si recurres a la gracia de Dios cada día, ¿donde están los efectos?”

Uno de los peores ataques de Satanás a nosotros como cristianos, a la altura de la doctrina de la prosperidad, los pactos de dinero y el decir que somos dioses, es la herejía antigua llamada “antinomianismo”.
Es el neutralizar las demandas bíblicas diciendo: “Si algo tengo que hacer ya lo hará Dios en mí”.

- O “ay... me cuesta. Cuando oro me duermo”:
Colosenses 4:12
“encarecidamente” (“agonízomai”): de la cual se deriva “agonizar”.
NVI: “este siervo de Cristo Jesús está siempre luchando en oración por ustedes”.
Peshitta: “siempre está trabajando por ustedes en oración”
2 Timoteo 4:7 “he peleado la buena batalla” usa la misma raíz en griego.
No estaba luchando intentando convencer al Señor. Sino que hay momentos que para mantener una disciplina de oración requiere luchar, esforzarse, dejar cosas, ser diligente, doblegar cansancios, etc...

- “No fui a la Iglesia porque me sentía mal”, “si hablo la verdad en mi trabajo se van a burlar": Filipenses 2:25-30

El mismo Señor caía rendido de sueño después de ejercer su ministerio casi día y noche. ¿Recuerdan cuando se quedó dormido en la barca en Marcos 4:38?.

- Un cristiano bajo la gracia de Dios vive diferente y sufre diferente. Pablo estaba preso en Roma por el evangelio. Y él no está preocupado por si sufre o no. El escribe a los hermanos en Filipos: “Antes bien con toda confianza, como siempre, será magnificado Cristo en mi cuerpo o por vida o por muerte” (Filipenses 1:20).
El imperio romano lo quiere detener. Pero preso no se lo pueden sacar de encima. Le predica a los soldados romanos que lo custodian. Y Pablo dice en Filipenses 1:13 que está llegando con el evangelio a los soldados romanos. Y en 4:22 termina diciendo: “os saludan los de la casa de César”. Se puede estar refiriendo a parientes del César o a trabajadores en el Palacio del César.
Como escribió Gordon Fee: “Si le dejan suelto será de los que ‘trastornan el mundo entero’ (Hechos 16:7). Si le encarcelan demasiado cerca de casa, ‘trastornará la casa del César’" (“Comentario de la Epístola a los Filipenses”. Pag. 572).

- Un cristiano bajo la gracia de Dios aún muere diferente.
Hace poco vi una porción de una película donde apuñalaban a alguien y éste casi lloraba y pedía por favor.
Luego pensé: “un creyente fortalecido en Dios no muere así”.
Aún Saúl siendo como era, están a punto de matarlo los filisteos y no se preocupa por su muerte, sino que dice: “saca tu espada, y traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen” (1 Samuel 30:4).
¿Cuanto más un creyente bajo la gracia de Dios?

Pablo, preso, abandonado por muchos, a punto de morir, escribe: “ya estoy para ser sacrificado” (2 Timoteo 4:6).
Es glorioso leer sus últimas palabras. Entre ellas escribe: “me está guardada la corona de justicia” (2 Timoteo 4:8). Unos versículos después: “EL me preservará para su reino celestial. A EL sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén” (2 Timoteo 4:18).


Luis Rodas


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