Le debemos todo. Primeros pensamientos del día.


“¡Alabado sea el Señor!
¡que bueno es cantar alabanzas a nuestro Dios!
¡Que agradable y apropiado!” (Salmo 147:1 - NTV)

Henry Scougal (1650-1678):
“No hay práctica piadosa a la que se es más negligente o más livianamente ejercida que la de la alabanza y la acción de gracias.
El sentido personal de nuestras necesidades nos impulsan a mendigar favores a Dios y la conciencia de nuestros pecados a rogar su misericordia. Pero… ay… ¿cuán pequeña parte tiene la gratitud en nuestra devoción a Dios?.
¿Cuán rara vez somos serios y abundantes en nuestro reconocimiento de la generosidad divina?.
Los ampulosos momentos de alabanza, muchas veces no son más que meros formalismos, costumbres de nuestra religión.
Al orar decimos algunas palabras de alabanza y gratitud sólo como prefacio a lo que realmente queremos llegar: las peticiones por nuestras necesidades. No se trata de una sincera expresión de gratitud por lo que ya hemos recibido.
Cuán lejos está esto del temperamento del salmista, cuyo reconocimiento lleno de amor por la misericordia y generosidad de Dios, lo impulsa a una gozosa celebración de alabanza que llena sus canciones.
La alabanza es el reconocimiento de la bondad y excelencia de una persona. Aunque nosotros como seres humanos muchas veces deseamos este reconocimiento, en realidad no tenemos nada más que necedad y pecado, y aquello que hacemos está bañado de corrupción, vanidad y presunción.
Esta alabanza pertenece mucho más razonablemente a Dios, el autor y origen de todo bien. EL hizo este gran universo como templo a Su honor, y debería continuamente resonar su alabanza.
Es verdad, todas las alabanzas de los hombres y los ángeles no pueden añadirle nada a Su felicidad y gloria; sino que se trata mas bien de NUESTRA felicidad y deber.

“Bueno es alabarte, oh Jehová,
y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo” (Salmo 92:1).

 ¡Bueno es para nosotros alabarle y abundar en gratitud a quien le debemos todo!
Esta es la bendita ocupación de los santos arriba; y si probamos estos placeres del cielo sobre la tierra, nuestras almas serán sobrecogidas con un sentido de desbordamiento de la bondad divina, y nuestras bocas se llenaran con su alabanza”
(“The Works of”)

Necesitamos cada día tomarnos un tiempo para reconocer conscientemente sus maravillosas misericordias cotidianas con nosotros. Agradecer y elogiar sus atributos que operan en nuestro día a día.
Y cuando transitamos el "día malo” (Efesios 6:13), nuestra mirada debe estar en su alabanza considerando que sólo se trata de medios que EL está usando a nuestro favor.






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