Cultiva tu identidad, eres escogido de Dios CULTIVA TU IDENTIDAD

“Como escogidos de Dios” (Colosenses 3:12).

 Cuan bueno y saludable es para nosotros tomar consciencia de que estamos inmersos en un plan mayor que nos envuelve y nos supera por completo.
 Nosotros somos solamente un pequeño instrumento dentro de la más infinita sinfónica que no cesa de hacer sonar sus melodías exaltando al Creador (Salmo 148).
Detente un momento, y piensa en la creación que te rodea….
 Todo… todo… todo forma parte del más grande concierto de gloria jamás ejecutado.
 Eliú le dice a Job:
“Detente, y considera las maravillas de Dios. ¿Sabes tú cómo Dios las pone en concierto?” (Job 37:14,15).

 Ufff…. “bueno es alabarte, oh Jehová” (Salmo 92:1)...

Cada porción de esta creación forma parte del inmenso rompecabezas (puzzle) cuya imagen final conforma la frase de total sensatez: “NO HAY DIOS FUERA DE MÍ” (Isaías 45:5).
 Como escribió Richard Sibbes: “Dios se toma la libertad de usar medios débiles para grandes propósitos” (“The complete works of").
 ¡Todo fue ideado y gestado para alabanza de Dios!

¡Esto por supuesto te incluye de una forma sublime si estás en Cristo!
 Dios no es una especie de ser creativo que bajo un impulso de inspiración formó el universo, pero luego al verlo dijo: “ahhh qué bonito… ¿Qué puedo hacer con esto?”
¡NO!.
 ¡Toda su obra está llena de orden y propósito perfecto!.
Cada parte de su creación tiene una misión específica dada por su Creador.
 Proverbios 3:19 afirma: “Jehová con sabiduría fundó la tierra; afirmó los cielos con inteligencia”.

TE AMÓ Y TE ESCOGIÓ
· Primero Dios tuvo un “propósito" (Efesios 3:11; 1 Corintios 2:7-9)
· luego formó un plan para concretar ese propósito (Génesis 1:26)
· ahora simplemente lo está llevando a cabo (Efesios 1:11).

 EL en “lugares celestiales” (Efesios 1:3), cuando este mundo aún no existía determinó escogerte (Efesios 1:4) y tener una relación contigo de padre a hijo (Efesios 1:5), y esto fue tan real y concreto en Dios que la Biblia lo explica como que EL te “conoció de antemano" (Romanos 8:29).
 Cuando fue el tiempo exacto “formó tus entrañas y te hizo en el vientre de tu madre… Tu embrión vieron sus ojos” (Salmo 139:13,16; Isaías 44:2) y fuiste hecho exactamente como “en su libro estaba escrito" que debía hacerte “sin faltar una de las cosas" que EL ya había determinado para tu diseño (Salmo 139:16).
 Luego, ni un día antes ni un día después a lo planeado, te guió hacia Cristo (Juan 6:44) llamándote eficazmente (Romanos 8:30). Habiendo sido planeado de forma meticulosa "desde antes de la fundación del mundo" cómo Jesús sería tu precioso Salvador (1 Pedro 1:18-20).
 Esto no sucedió bajo una especie de hipnotismo o robotización, sino que trabajó pacientemente a lo largo de toda tu vida (Isaías 46:3; 49:1; Oseas 11:4), cierto día te resucitó de entre los muertos (Efesios 2:6; Juan 3:3), te dio arrepentimiento (2 Timoteo 2:24-26; Hechos 11:18), te concedió creer (Filipenses 1:29; Hechos 18:27; Efesios 2:9), y puso en ti “el querer como el hacer por su buena voluntad” (Filipenses 2:13). Escribiendo en tu corazón: “Buscad mi rostro” (Salmo 27:8).

 Y nada de esto fue predeterminado por encontrar la más mínima virtud en ti, sino que EL quiso rescatarte del grupo de lo “necio, débil, vil, menospreciado y que no es” (1 Corintios 1:27,28; Deuteronomio 7:6,7; Romanos 9:16), a fin de enseñarte Su “amor de pura gracia” (Oseas 14:4), a pesar de que estabas enfermo de rebelión (Oseas 14:4).
 Y cuando haya terminado su plan contigo aquí, en la milésima de segundo exacta, “te recibirá en gloria” (Salmo 73:24) para “que le conozcas como fuiste conocido” (1 Corintios 13:12).
 Y todo esto sucede bajo estas palabras suyas: “Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?” (Isaías 43:13), para “alabanza de su gloria” (Efesios 1:12).

 De tal manera que en ti se cumplieron las palabras de Jeremías: “Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste” (Jeremías 20:7).

 Ahhhh….
“tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí… Estoy maravillado… 
¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!
¡Cuan grande es la suma de ellos!… Guíame en el camino eterno!” (Salmo 139:6,14,17,24).

¡Cómo cambia la vida al verla como realmente es!


Luis Rodas


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