“Como escogidos de Dios, santos y amados” (Colosenses 3:12).
En los últimos años, como no sucedía desde mucho tiempo atrás, gran parte de la Iglesia ha remarcado que la salvación es una obra pura de la gracia de Dios. Lo cual los reformadores sintetizaban con la frase en latín “Sola Gratia”.
Esto ha producido dos cosas bien contradictorias:
- un retorno a doctrinas gloriosas que, al vivirlas, nos conducen a la humilde adoración al Dios que le debemos todo
- soberbia que destila por nuestros poros
¿Cómo llegamos a esta sorprendente contradicción?
El orgullo no tiene problemas de discriminación. Él acude tanto al rico como al pobre, al lindo como al feo, al erudito como al ignorante.
Cuando alguien ignora que absolutamente todo se lo debe a la gracia de Dios, e imagina que alguna virtud propia lo ha acercado a EL, el orgullo lo inclinará a verse superior a aquellos que, o rechazan a Cristo, o de alguna manera desobedecen.
Cuando alguien comprende que toda la salvación, de principio a fin, es obra de la gracia de Dios, el orgullo lo inclinará a verse superior a aquellos que no entienden esto.
¿Resultado?
El orgullo sigue siendo el rey en los dos casos.
¿Cómo puede ser?
El primer caso se siente superior por entender que algo en él produjo la diferencia (Romanos 10:3; 11:6; 1 Corintios 4:7).
El segundo caso lucha porque otros entiendan que no hay ninguna virtud en nosotros, y que todo se lo debemos a la gracia de Dios. Lo predica, lo discute, huye de congregaciones que no lo entienden y lo publica en internet. Pero olvida un paso fundamental: PREDICÁRSELO A SÍ MISMO (Romanos 2:21).
¡NO basta con saber que todo es por gracia, necesito formar mi identidad con esa verdad!
Necesito cultivar en mí una comprensión bíblica de que si he entendido algo, es SÓLO por gracia (Hechos 18:27). Si fuera por mí mismo, sin la gracia de Dios, podría, no sólo creer que soy cristiano por una buena decisión de mi propio libre albedrío, sino asesino, violador o traficante de drogas.
La comprensión de la gracia de Dios en mi vida debe llevarme a leer los periódicos del día, viendo todo lo que yo sería si a Dios no le hubiera placido tenerme la más incomprensible misericordia (1 Corintios 15:10).
¿Que ves allí?
Robos, homicidios, corrupción, depravación, engaño, vanidad destructiva, odio, la más horrenda altivez…. ALLÍ ESTÁS TÚ… Ni más ni menos...
La única diferencia es que POR PURA GRACIA tú eres “ESCOGIDO DE DIOS, SANTO Y AMADO"
¡Esto no te exalta a ti, lo exalta a Aquel que ha hecho esto con seres tan “aborrecibles” (Tito 3:3) como nosotros!
Luis Rodas
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Cultivando un carácter piadoso
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