Gratitud por la tarea que se te confió (3) CULTIVANDO UN CARÁCTER PIADOSO



“Doy gracias al que me fortaleció a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio” (1 Timoteo 1:12).

 Pablo, en el versículo anterior, habla de lo que “le ha sido encomendado”. Para luego continuar en un “in crescendo” de alabanza que desemboca en el versículo 17: “al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén”.

¿Qué es lo que está produciendo este momento de exaltación?
Dos cosas:

1- Si Dios para confiarle una tarea lo hubiera medido bajo requisitos de justicia, él nunca hubiera pasado la prueba.
 Para conseguir un empleo casi siempre debes afrontar una entrevista de trabajo donde se verá tu vida laboral anterior y tus aptitudes actuales.
Pablo entendía que en la entrevista de trabajo le había ido mal, y que por sus propios méritos merecía que NO se le confíe nada. Las razones eran contundentes: “habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador” (1:13).
 Pero, sin embargo relata: “me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio” (1:12).
 Dicho de otro modo, no lo merecía pero se le confió de todos modos.
 ¿Por qué?
 La tarea fue concedida en base a otros parámetros. El escribe: “fui recibido a misericordia” (1:13).
“Misericordia" es hacer algo por alguien que no lo merece.
 Pablo tenía claro de que la razón por la que ejercía una tarea dada por Dios era pura misericordia, ya que su curriculum estaba manchado vergonzosamente: “no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la Iglesia de Dios” (1 Corintios 15:9).

2- No sólo entendía que lo justo era que el Señor jamás le confíe una tarea. Sino que luego de habérsele confiado se encontraba con un gran problema: NO tenía la capacidad para tamaña tarea.
 El pregunta: “Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?” (2 Corintios 2:16). Y reconoce con sensatez unos versículos después: “no que seamos competentes por nosotros mismos” (2 Corintios 3:5).

Se trataba de un trabajo que no merecía, pero que al conseguirlo simplemente no tenía la capacidad suficiente.
 Su desbordante gratitud se debía a que no sólo se le había confiado por MISERICORDIA, sino que todo eso que le faltaba en sí mismo, encontraba día a día que Dios se lo daba.
 En el principio de este gran pasaje de exaltación, escribe: “doy gracias al que me fortaleció”.
 En otras palabras: “doy gracias al que es mi capacidad en mi incapacidad”.

 Y esto, nuevamente, NO por merecimiento. Pablo tiene claro que continuamente recibe fuerzas en su debilidad y a esto lo llama “gracia”.
 Al contarle a los corintios todo lo que ha “trabajado”, aclara: “pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” (1 Corintios 15:10).

NI DIGNO NI CALIFICADO
 Pablo no tenía el menor problema de mostrarle a los demás su verdadera condición. Su ministerio era producto directo de la misericordia y gracia del Señor.
 De hecho esto había sido planeado con total premeditación por Dios. La razón primordial de porqué este hombre no digno ni calificado realizaba la tarea nos la enseña el mismo Pablo:
 - él es el peor pecador de todos: “pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1:15)
 - “recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en (él) toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él” (1 Timoteo 1:16)

¿ERES DIGNO Y CALIFICADO?
 ¿Qué se te confió?
 ¿Eres esposo, esposa, padre, madre, hijo, trabajador, pastor, ministro de alabanza, estudiante, diácono, parte del grupo de limpieza en una congregación, tienes dinero, sabes hacer algo, etc, etc…?
¡No eras digno para ser o tener nada de eso!
 Aquel que “da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hechos 17:25) simplemente te “recibió a misericordia”.
Tampoco tienes la capacidad necesaria para servir al Señor con eso que se te confió.
 Si eres sensato, reconocerás que la tarea es demasiado grande para ti.
“Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?” (2 Corintios 2:16). ¿Te desanimas y frustras en tu tarea con tus hijos? ¿El trabajo en la Iglesia parece imposible? ¿Te ves muy lejos al punto donde tu matrimonio le muestre a otros la gloria de Dios? ¿Has cometido errores en tu trabajo?...
 Ayyyy….. "¿quién es suficiente?”….

 Pero... el mismo que llamó por misericordia a Pablo te ha llamado, y el mismo que “fortaleció” a Pablo con su “gracia”, quiere hacerlo CADA DÍA contigo.
 Dale GRACIAS A EL. Juan 1:16 afirma: “De su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia”. ¡Bebe cada día sin falta de esa suficiente fuente sin fin para TODO lo que necesites!


Luis Rodas


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