Serie “La Iglesia normal” (basado en “Hechos")
“En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido” (Hechos 1:1,2).
Lucas comienza su escrito a Teófilo haciendo referencia al anterior “tratado” que le envió: comúnmente llamado “El Evangelio Según Lucas”.
Allí, él dice, habló “acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba”.
Como explica F.F. Bruce, el verbo “comenzó”, fue puesto por Lucas con un fin enfático. Antes le escribió a Teófilo “acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”, y éste, ahora, “será un relato de lo que Jesús siguió haciendo y enseñando después de su ascensión, ya no más en presencia visible sobre la tierra sino por su Espíritu en sus seguidores” (“Hechos de los Apóstoles”. Pag. 43).
Ah Dios… ¡qué forma tan diferente de ver la Iglesia!
La Iglesia lejos de leer los evangelios e imaginar que las obras de Jesús son apenas un registro histórico de cosas que no se verán nunca más en la tierra, los estudia con plena certeza de que aquello atestiguado en los cuatro relatos evangélicos son muestras de lo que Jesús hizo y quiere seguir haciendo. Ahora por su Espíritu a través de ellos.
Jesús obraba por el Espíritu (Hechos 10:38). Ahora Jesús obra por el Espíritu a través de su Iglesia.
Y aún el ministerio de enseñanza de Jesús continúa por el Espíritu a través de su Iglesia. No enseñando cosas nuevas que antes no haya dicho el Señor. Sino que la Iglesia obedece el encargo de Jesús en Mateo 28:19,20: “id, y haced discípulos… enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”.
Jesús sigue enseñando por el Espíritu a través de su Iglesia.
Debido a todo esto Martyn Lloyd-Jones escribió que para él sería “un grave error llamar a este libro ‘Hechos del Espíritu Santo’ (como algunos dicen que se debiera llamar). Ya que es Jesús quien está al frente” (“Cristianismo Auténtico”. Pag. 23).
¡Esta es una de las razones por las que el Nuevo Testamento define a la Iglesia como el cuerpo de Cristo (Efesios 1:22,23)! La Iglesia es Jesús haciendo y enseñando en la tierra. “Es el vehículo de la actividad de Cristo al igual que su cuerpo físico lo fue durante su ministerio terrenal" (Millard Erickson - “Teología Sistemática". Pag. 1043).
El Espíritu Santo está dedicado a reproducir la vida y ministerio de Jesús en y a través de la Iglesia.
EL trabaja en la misión de moldear a la Iglesia a la imagen de Cristo (2 Corintios 3:17,18); recuerda y guía a la Iglesia las verdades que Jesús enseñó (Juan 14:26; 16:13,14), dirige el corazón de la Iglesia a mayor consciencia de Cristo y la somete a EL (Efesios 3:16,17), da a la Iglesia la valentía que Jesús tuvo para predicar el evangelio (Hechos 4:31; 4:13), y opera a través de la Iglesia las maravillas que Jesús hizo (Gálatas 3:5; Juan 14:12).
Como escribió J.D. Greear: “No es que Jesús trabajó mientras estaba aquí y ahora la Iglesia trabaja en su ausencia. Jesús trabajó durante su encarnación, y trabaja ahora a través de su Iglesia. EL está obrando a través tuyo en tu ciudad ahora tanto como entonces en las calles de Jerusalén… El Espíritu Santo empoderó a Jesús. Ahora los creyentes poseen el mismo Espíritu, por lo tanto tienen acceso al mismo poder. ¡Wow! Eso vuela mi mente…
Lo que el Espíritu Santo hizo a través de Jesús en los evangelios, EL continúa haciéndolo en el mundo a través de la Iglesia” (“Jesus, Continued”. Pag. 117).
Por esto el apóstol Pablo escribe a los hermanos en Roma: “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios…” (Romanos 15:18,19).
Luis Rodas
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