Es normal, y hasta bueno y saludable, que al terminar cada año nos tomemos el tiempo para pensar y examinar los aciertos y errores que tuvimos a lo largo de estos 12 meses que Dios nos confió.
Vuelvo a decir: esto es bueno y saludable.
Es la persona de este mundo la que huye a todo tipo de planteamiento de cómo ha vivido.
¿Por qué?
Porque cuando mira su vida, por lo general, se hunde en depresión.
Le huye desesperadamente a su conciencia. No quiere pensar. Quiere festejar, divertirse, hablar, escuchar música, mirar televisión, escuchar radio, lo que sea que lo distraiga y no le deje lugar a su conciencia.
Y sí, como algún caso raro, alguien hace un recuento del año, su análisis está lleno de engaños a sí mismo, consuelos que no resisten dos segundos de replanteo, positivismo hueco y fundamentos de arena.
Ellos encuentran paz en una falsa paz, lo cual es simplemente otra forma de engañar a sus conciencias y mantener su corazón duro contra Dios, diciéndose a sí mismos: “estoy bien. No necesito a ningún Dios”.
La persona de este mundo según el Salmo 10:6, “dice en su corazón: No seré movido jamás; nunca me alcanzará el infortunio”. Pensando, como algunos falsos maestros, que en su boca tienen el poder del éxito, el bienestar y la felicidad.
Ellos declaran de forma positiva: "No seré movido jamás; nunca me alcanzará el infortunio”.
La persona de este mundo huye de un replanteo y análisis sincero del año que vivió porque, si realmente es sincero, puede que la tristeza lo lleve a una depresión que lo hunda profundamente.
Debido a esto, los pocos casos que se atrevieron a sincerarse, terminan en suicidio a fin de año.
Por esto 2 Corintios 7:10 afirma que “la tristeza del mundo produce muerte”.
Ante un planteo sincero la persona empieza a tener conciencia de su verdadera condición, de como ha vivido, de su realidad, y si eso no lo lleva a Dios, la depresión puede ser fatal.
¿Que solución le encuentra el mundo a esto?
O no pensar…. o engañarse a uno mismo con la primera respuesta que le permita seguir adelante.
Esta es una de las razones por las que Proverbios 1:22 dice que la gente de este mundo "ama la simpleza”.
Con “simpleza” se refiere a la necedad, insensatez, razones vacías.
Es así que la persona de este mundo rechaza de forma consciente todo lo que la haga reflexionar de forma seria y la lleve a renunciar a su rebelión contra Dios.
En Proverbios 5:11,12, Salomón le advierte a su hijo de que obedezca a Dios, no sea que, le dice: “gimas al final, cuando se consuma tu carne y tu cuerpo, y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo!”.
La persona de este mundo está en franca rebelión y rechazo a Dios. Por esto Job le dice a sus amigos: “Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros, porque no queremos el conocimiento de tus caminos. ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos?” (Job 21:14,15).
Por todo esto, es normal que la persona de este mundo no quiera pensar sobre su año transcurrido.
Pero…. ¿un cristiano?…. ¿Un verdadero cristiano cuya vida está fundamentada en Dios?
Recién dijimos que 2 Corintios 7:10 afirma que “la tristeza del mundo produce muerte”. Pero miren lo que dice el contexto.
Los corintios habían pecado. Pablo los exhorta en 1 Corintios. Y esta exhortación los entristeció:
2 Corintios 7:8 "Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó".
Pero esa tristeza era necesaria y buena:
2 Corintios 7:9,10 "Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte".
Miren el fruto que dio todo esto:
2 Corintios 7:11 "Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto".
Replantearnos como vivimos en este año, alabar a Dios por los aciertos, y reconocer, humillarnos y pedir perdón por los errores es realmente necesario para nosotros.
Puede que el mirar la cantidad de errores… u horrores, nos desanime… Pero este versículo de la Palabra de Dios nos dice que esa tristeza que puede venir es para bien. ¡Es realmente necesaria!
Es necesario tomarnos tiempo a solas y también como familia, de hacer una lista de cosas para agradecer a Dios en este año, y cosas para pedir perdón a Dios. Una por una.
¿Cuánto tiempo devocional le dedicaste a Dios este año?
¿Cuánto has orado por tu familia y por tus hermanos?
¿Cuánto le predicaste el evangelio a otros?
¿Cómo fuiste como padre, como madre, como hijo?
¿Qué ejemplo fuiste en tu trabajo?
¿De cuántas cosas viviste preocupado y afanado, y finalmente cuando llegó el momento te diste cuenta que te preocupaste por nada porque Dios estaba al control?
¿Guiaste a tus hijos a que vean que Dios es la prioridad esencial en sus vidas, o los llevaste a la idea que las metas de este mundo y el tener una profesión es la prioridad?
Etc, etc, etc…..
¿Qué cosas Dios hizo por ti en este año?
Desde lo eterno y espiritual hasta lo temporal y material.
Es muy bueno hacer una lista personal y familiar de dos columnas:
- cosas para agradecer a Dios
- cosas de que arrepentirse de forma individual y como familia
Salmo 90:12 "Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría".
Luis Rodas
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