Para aquellos que trabajamos en el ministerio



John Flavel: 
"Las labores del ministerio agotarán la médula de tus huesos, apresurando la vejez y la muerte. Estas labores están bien acordes al trabajo de los hombres en la cosecha, los sufrimientos de una mujer en trabajo de parto, y las agonías de soldados al final de la batalla. Nosotros tenemos que vigilar cuando los otros duermen… Pero no sucede con nosotros como acontece con otros trabajadores: ellos encuentran su trabajo como lo dejaron, pero nosotros no. El pecado y Satanás desordenan casi todo lo que hacemos. Las impresiones que dejamos sobre las almas de nuestro pueblo en un sermón, desaparecen antes del próximo… Sí, tenemos que luchar en defensa de las verdades que predicamos, como también estudiarlas hasta que estemos pálidos, y predicarlas hasta desfallecer. Recibiremos corazones quebrantados, dolores en las espaldas y piernas temblorosas. Pero, si pudiésemos, por todos los medios, ser aprobados como siervos fieles de Cristo, oiremos aquella voz saliendo de su boca: ‘Bien, buen siervo y fiel’”.
(“The Works of. Vol. 6”. Pag. 568-569).

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