En el centro de la voluntad de Dios para nosotros los que estamos en Cristo, encontramos el plan y obra constante de formarnos a la semejanza de Jesús (Romanos 8:29; 2 Corintios 3:18; Efesios 4:11-13; 1 Juan 2:6; 1 Pedro 2:21).
Ahora, preguntémonos por un momento: ¿A nosotros realmente nos interesa parecernos más a EL?
Seamos sinceros.
Cuanta gente se viste como un actor de cine, camina como cierto jugador de fútbol, habla como algún cantante famoso, o actúa como su conductor de televisión preferido.
Cuanta gente lo daría todo por vivir como cierta persona que admira.
A nosotros, ¿nos atrae más tener rasgos de algún personaje famoso de la actualidad, o la posición social de cierta persona que conocemos de alguna manera?
¿Decimos ser seguidores de Jesús pero nos atrae más ser como alguien que parece definir mejor nuestra percepción de éxito?
¿O estamos tan admirados de Jesús que es nuestra personalidad preferida y estamos todo el tiempo imitándolo en cada aspecto?
Hace poco estuve viendo algunos vídeos de personas que relataban como ellos pensaban que Jesús sería si viviera en el día de hoy. Cada uno describía en realidad una extensión de lo que ellos creen que es correcto y de cómo ellos piensan que debe ser un gran hombre.
Nosotros, ¿realmente sabemos cómo fue Jesús mientras caminó en este mundo o lo idealizamos mentalmente según nuestros propios parámetros?
Y aún más, ¿tenemos una idea de cómo sería EL si viviera en este siglo 21?
¿Te has parado a pensar?
¿Cómo sería Jesús hoy?
¿Cómo se vestiría? ¿Moderno? ¿Anticuado? ¿Le daría lo mismo? ¿Pensaría que su forma de vestir debe reflejar que es un hombre limpio, disciplinado y diligente?
¿Cómo caminaría? ¿Como en la mayoría de las películas que lo muestran con un caminar pausado, aletargado, mirando somnoliento todo el tiempo las flores y los pájaros? ¿O sería un hombre alerta, vivo, intenso, apasionado en su misión?
¿Cómo hablaría? ¿Siempre con frases cortas y enigmáticas, y con mirada de leve sonrisa y voz suave cual susurro? ¿Diría alguna broma? ¿Reiría en algún momento a carcajadas con sus hermanos?
¿Conduciría un auto? ¿Cómo conduciría su auto? ¿Rápido? ¿Lento? ¿Le molestaría que otros no cumplieran las leyes de tránsito? ¿Le daría lo mismo?
¿Qué diría de nuestros problemas sociales actuales? ¿Diría algo acerca de eso o estaría tan fuera de las noticias del día a día que no sabría nada de lo que pasa?
¿Lo encontraríamos caminando por ahí en cierto momento escuchando música con sus auriculares conectados a su teléfono movil?
Sin duda es interminable...
El gran problema de todo esto es claro: si debemos imitar en todo a Jesús, pero no sabemos cómo es EL, ¿qué estamos haciendo?
Y entre tanta pregunta, existe una absolutamente vital: ¿a dónde o a quién podemos acudir para saber cómo es Jesús, y por lo tanto cómo actuaría EL en nuestra realidad diaria?
Un cristiano cree fehacientemente, sin dudar, que el lugar más seguro para saber cómo es Jesús es la Palabra de Dios. Y en las Escrituras contamos con cuatro relatos que definen cómo es Jesús de la forma más precisa y singular: los evangelios.
Esto es lo que veremos en estos artículos...
Luis Rodas
.
Etiquetas:
Como Jesús
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario