"Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado..." (Lucas 3:21)
Nos gusta el poder.
En nuestra naturaleza humana hay una debilidad por esa droga.
Cualquier rasgo que nos eleve a algún nivel social superior, parece toda una bendición.
El qué, es lo de menos. El qué, depende del ámbito en el que estamos inmersos.
En cada ámbito social hay diferentes rasgos que nos introducen en el ámbito de los superiores. Puede ser fama, riqueza, cierto nivel académico, contactos, un cargo político, habilidad artística, carisma, etc, etc...
El ego sabe que necesita algo de todo aquello que lo llevará a ser respetado, tenido en cuenta, valorado, le abrirá puertas, conseguirá los mejores lugares, será buscado, adulado, indultado de sus fallas, envidiado...
¿Quieres un trato especial?
Lo sabes, ¡necesitas poder! Alguna clase de poder que haga que los demás te consideren dentro del círculo superior en el grupo social en el que te mueves habitualmente.
Es el artista que todos esperan, el político al que se le da el mejor lugar en el restaurante, el médico exitoso cuyos padres ponderan por encima del resto de sus hijos, el pastor con el que todos quieren la foto...
¡Esto está tan incrustado en nuestra naturaleza caída que define muchas de las cosas que hacemos, buscamos y admiramos!
¡Vaya contraste entre la cosmovisión de Jesús y la nuestra!
El mira todo eso y le parece absoluta mediocridad. Le da completamente lo mismo nuestro círculo de poder y sus beneficios sociales.
Estamos hablando de ni más ni menos que el Rey del universo. Aquella Persona que es descrita así en Colosenses 1:16 "todo fue creado por medio de él y para él".
Primero, se bautiza en manos de Juan el Bautista. ¿No haría esto que la gente lo menospreciara? Por menos, Naamán se alejó ofendido de Eliseo (2 Reyes 5:10-12).
Segundo, si acaso por alguna razón esto se debía hacer, simplemente podría haberse puesto en contacto de alguna manera con Juan el Bautista y ordenarle: "Tienes que venir a Nazaret a bautizarme. Ven pronto, ya sabes que mi tiempo vuela. Ya reservamos una piscina para el evento".
Pero, Marcos 1:9 relata: "Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán". Jesús fue a donde estaba bautizando Juan.
No a un acto privado especial para el bautizado VIP. ¡NO! Sino que leímos al principio: "Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado..." (Lucas 3:21).
Para nosotros, en nuestra pobre mirada, esto significa un gran renunciamiento y humillación. Para Jesús fue ir a lo suyo.
Simplemente esperaba cosas tan superiores por parte de Su Padre, que ganarse un respeto social entre los hombres no le causaba el más minimo interés (Juan 5:41).
Cuando uno busca oro y encuentra una piedrita sin valor, simplemente la deja a un costado...
El gran problema muchas veces con nosotros es que nos desvivimos por la piedrita, nos ofendemos si nos quitan el derecho a la piedrita, mientras dejamos enterrado el oro.
Luis Rodas
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Como Jesús
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