Recuerdo como si fuera hoy el día que los pastores Dale White y Charles Flynn de Nahant, Massachusetts, nos visitaron. Lo recuerdo como esos bellos momentos de la vida.
Ellos tienen esas grandes personalidades con las que uno se queda admirado, ya sabes… Siempre sonrientes, parecen seguros a cada paso que dan como si nunca tuvieran dudas o conflictos internos. Y no se escondían de la gente. Los hermanos no paraban de sacarse fotos con ellos, de agradecerles por cómo habían cambiado sus vidas con sus enseñanzas, les acercaban sus libros para que los firmaran y hasta creo haber visto la firma de una Biblia de estudio. Les hacían preguntas acerca de sus viajes por el mundo, de otros pastores y de sus esposas, les pedían consejos ministeriales, de política y de cocina. Era asombroso ver su buen humor, tenían una broma oportuna para todo y la palabra de autoridad para cada pregunta fuera del tema que fuese. Algunos intentaban colarse entre la multitud para acercarles nuevas invitaciones a otros eventos, y el hijo mayor de la familia Smith al menos intentó invitarlos a cenar esa noche a su casa para que interfiriera en cómo había sido quitado del diaconado.
Cuan equilibrados en todo, amables, dispuestos a atender a sus seguidores para que se llevaran una buena impresión a sus casas… ¡Qué ejemplo!…
Y me acuerdo que mientras me detuve unos minutos a mirar todo aquello, se acercó el siempre impredecible Douglas Pennington, y me dijo al oído: “E incluso, a veces, también hablan de Jesús”…
Hasta el día de hoy no entiendo qué quiso decir…
Luis Rodas
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