"No os conforméis a este siglo, sino transformaos” Romanos 12:2.
Este es un llamado claro e ineludible a una metamorfosis del molde del mundo a una perspectiva y conducta absolutamente diferente.
Antes nuestra vida era la misma que la de cualquier persona de este mundo. Éramos del mundo (Juan 15:19). Seguíamos, como dice Efesios 2:2, “la corriente de este mundo”. Nuestro ejemplo a seguir era el carácter de este mundo.
Pero fuimos rescatados por Dios, y ahora la Palabra nos insta: “TRANSFORMAOS” ("metamorfóo" en griego). Este vocablo griego se refiere a "la transformación desde una apariencia o forma a otra" ("New International DIctionary of NT Theology").
Que quede claro que NO dice: “te transformaré” o “te he transformado en el nuevo nacimiento”.
Aquí Pablo está instruyendo a hermanos, ya que un versículo antes escribe: “Así que, hermanos”.
Nos dice: “Personas nacidas de nuevo: transformaos”.
POR SUPUESTO esto tampoco niega, EN ABSOLUTO, que el proceso de santificación en nuestra vida lo hace Dios. ¡Eso está claro! Es Dios quien nos santifica (2 Tesalonicenses 2:13; Filipenses 1:6).
Pero es EL mismo quien le habla a nuestra voluntad a través de Su Palabra para que postremos nuestra vida a esta santificación.
De manera que claramente podemos decir que la Palabra de Dios nos manda, al nacer de nuevo, a enfrentar un proceso de transformación.
Antes era como el mundo (Efesios 4:17-19) y ahora debo ser como Cristo (Romanos 8:29; Efesios 4:13).
¡Vaya qué distancia a recorrer!
Luis Rodas
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Etiquetas:
la inmoralidad
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