Puedes leer los artículos anteriores de esta serie en los siguientes enlaces:
1- Una catástrofe llamada tibieza
2- Cómo se llega a la tibieza
3- Una necesidad con diligencia del verdadero creyente
4- Un huerto descuidado
5- Una plaga mundial llamada descuido
6- Nuestra gran necesidad
7- Necesitamos a Sofonías
8- Jesús y el Espíritu Santo
9- Jesús no confía en ti
10- Misiones conforme a la capacidad de Dios
11- La obra del Espíritu Santo es insustituible
12- La llenura del Espíritu Santo
El apóstol Pablo, en su carta a los efesios, da un mandato, una orden acerca del Espíritu Santo: “sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18).
Con la expresión “llenos” (la cual en griego deriva de “pleróo”), según Klyne Snodgrass: “Pablo subraya que los cristianos han de ser llenos del Espíritu de Dios constantemente (esta es la fuerza del verbo griego)” (“Comentario de Efesios”).
Y Sinclair Ferguson agrega: “Está en tiempo presente: una realidad continua... Modo imperativo: es un mandamiento que hemos de obedecer” (“Vamos a estudiar Efesios”).
Es un “mantenerse siendo llenado”, un “estar siempre siendo lleno del Espíritu”.
Pero la carta del apóstol Pablo a los efesios no sólo nos da un mandato acerca de la llenura del Espíritu Santo.
Por un lado la carta a los efesios da una plena seguridad a aquel que fue “salvado por gracia” (Efesios 2:8), asegurándole que “fue sellado con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:13). El ya tiene el Espíritu Santo. Y esta es una realidad permanente en el creyente, ya que según Efesios 1:14 el Espíritu Santo en él es “las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida”.
Pero, por otro lado, la influencia de la actividad del Espíritu Santo puede aumentar o disminuir en el creyente, “avivarse” (2 Timoteo 1:6) o “apagarse” (1 Tesalonicenses 5:19).
La influencia de la actividad del Espíritu Santo puede aumentar o disminuir en el creyente la “sabiduría y revelación en el conocimiento” de Dios (Efesios 1:17), “alumbrando los ojos del entendimiento” para que tengan una perspectiva más clara de la esperanza a que él los ha llamado, y de las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y la supereminente grandeza de su poder (Efesios 1:18,19).
Según Efesios 3:16-19 puede aumentar o disminuir en el creyente “el ser fortalecido con poder en el hombre interior por (el) Espíritu” y así tener una mayor conciencia de Cristo, rendición a EL y conocimiento de Su amor.
Según Efesios 5:9 puede aumentar o disminuir en el creyente “el fruto del Espíritu” (Gálatas 5:22,23).
Y según Efesios 6:18 puede aumentar o disminuir la efectividad de la oración del creyente según la influencia de la actividad del Espíritu (Judas 20; Romanos 8:26).
Por lo que la gran pregunta a esta altura es: ¿Qué producirá que la influencia de la actividad del Espíritu Santo aumente o disminuya en el creyente? ¿Depende de algo que haga el seguidor de Cristo?
Con respecto a esto se debe tener sumo cuidado de no intentar alguna especie de fórmula. Cuando hablamos del Espíritu Santo no nos estamos refiriendo a algo, sino a una Persona. Se trata de una relación real y concreta con una Persona: el Espíritu de Dios.
ES UNA PERSONA
En consonancia con esto Efesios 4:30 insta a algo de vital importancia: “no contristéis al Espíritu Santo de Dios”. Como escribió Hampton Keathley III: “Se trata de una Persona con emociones, intelecto y voluntad” (“The Spirit-Filled Life”). No es apenas una fuerza o poder que está en el creyente. Tiene reacciones personales a nuestras acciones.
Aquí, en este versículo, cuando habla de “no contristar”, no se refiere sólo a no provocar un sentimiento de tristeza en el Espíritu Santo. Esta exhortación incluye la idea, como explica Peter O’Brien, de que las actitudes y actividades pecaminosas contenidas en este capítulo 4 y en el 5 y 6 de Efesios, pueden ofender al Espíritu Santo y causar su disgusto, agravio, rechazo y distancia (“Pillar New Testament Commentary. The Letter to the Ephesians”. Comentario de Efesios 4:30). Siendo un gran versículo paralelo Isaías 63:10: “Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su Santo Espíritu”.
John MacArthur explica acerca de esto: “Todo lo que viola la voluntad de Dios y la santidad del corazón contrista a la tercera Persona de la Trinidad. Contristar puede llevar a apagar (1 Tesalonicenses 5:19) y a perder poder y bendición... (Y) a no ser que sea lleno del Espíritu, vivirá en debilidad, torpeza, frustración y derrota espiritual” (“Comentario Gálatas, Efesios”).
De manera que, más que buscar alguna fórmula instantánea de cómo ser lleno del Espíritu Santo, el creyente en Cristo debe entender que necesita ser cuidadoso con la relación que desarrolla con el Espíritu Santo que vino a él.
La influencia de la actividad del Espíritu de Dios en su vida dependerá directamente de lo que haga en su caminar diario.
De la misma manera que un hombre puede decir y hacer cosas que ofendan a su esposa, sin importarle que esas palabras y actitudes perturbarán su relación; así, el creyente, debe valorar “la comunión del Espíritu Santo” de la que habla 2 Corintios 13:14 por encima de todo, y ser cuidadoso de lo que pueda alimentar, fortalecer o en su defecto perturbar, esa insustituible relación profunda.
Así Gálatas 5:16,17 exhorta: “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne”.
De este modo Efesios nos ordena primero: “no contristéis al Espíritu Santo de Dios” (Efesios 4:30). Y luego agrega: “antes bien sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18).
Continuamos en la catorceava parte de esta serie…
Luis Rodas
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Etiquetas:
Cómo salir de la tibieza
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