14- Cómo experimentar la llenura del Espíritu Santo 2 - Serie: "CÓMO SALIR DE LA TIBIEZA"



Puedes leer los artículos anteriores de esta serie en los siguientes enlaces:
1- Una catástrofe llamada tibieza
2- Cómo se llega a la tibieza
3- Una necesidad con diligencia del verdadero creyente
4- Un huerto descuidado
5- Una plaga mundial llamada descuido
6- Nuestra gran necesidad
7- Necesitamos a Sofonías
8- Jesús y el Espíritu Santo
9- Jesús no confía en ti
10- Misiones conforme a la capacidad de Dios
11- La obra del Espíritu Santo es insustituible
12- La llenura del Espíritu Santo
13- Cómo experimentar la llenura del Espíritu Santo

Sin lugar a duda, la salud, energía, vitalidad, crecimiento cualitativo y cuantitativo, de la Iglesia, dependerá de forma directa del estado de su comunión con el Espíritu Santo. De si su relación se encuentra perturbada, o en plena intimidad e interacción.
Tristemente cualquier cantidad de congregaciones, ministerios y creyentes particulares, no sólo descuidan su relación con Dios, sino que interrumpen su comunión con EL a través de la práctica descuidada de actitudes como las reflejadas en Efesios 4-6, y continúan como si todo siguiera igual.
Cuantos ministros han contristado, apagado la influencia del Espíritu de Dios a través de una vida descuidada y prosiguen vacíos, secos, hablando lo que no creen, como profesionales que deben cumplir con su trabajo correctamente en cierto horario, como médicos que no les interesa tomar su propia medicina, muchas veces resentidos por el poco fruto y la ingratitud hacia su trabajo, y otras veces suplantando la actividad sobrenatural de Dios con el nuevo método o entretenimiento que hará parecer que la congregación está viva aún. Como la Iglesia de Sardis, teniendo nombre de que viven pero están muertos (Apocalipsis 3:1).

Cuan necesario es que cada creyente, cada ministro, cada congregación, pueda hacer, por ejemplo, un análisis exhaustivo de las actitudes y prácticas reflejadas en Efesios 4-6 para determinar el verdadero estado de su comunión con el Espíritu Santo de Dios.
Una vez hecho esto, lo siguiente es clamar a Dios cada día por Su ayuda en la misión. De la misma manera que aquella Iglesia de Hechos 4 que ve su incapacidad para cumplir lo que se le mandó a hacer, y “alza unánime la voz a Dios” (Hechos 4:24).
Dios responderá. Hechos 4:31 relata: “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”.

Más allá de la sensación de ser una congregación promedio, o hasta de percibirse como una Iglesia con cierto éxito, como correctamente amonestó F. B. Meyer, “nada puede compensar a la Iglesia, o al cristiano individual, la ausencia del Espíritu Santo. Lo que es el flujo de agua a la rueda de molino, es el Espíritu Santo a la Iglesia. Lo que el principio de vida es al cuerpo es el Espíritu Santo al individuo. Estaremos impotentes y avergonzados ante la presencia de nuestras dificultades y enemigos hasta que aprendamos lo que EL puede ser, como una poderosa marea de amor y poder en los corazones de los santos” (“The Secret of Guidance”).

¡Esta sin duda es la gran necesidad de la Iglesia! ¡Todo lo expresado en estos artículos fracasará si se es negligente en esto! Si no actuamos de forma sincera, humillada y aferrados a Cristo en todo esto, como Iglesia jamás formaremos verdaderos discípulos de Cristo que adoran a Dios que continúan formando discípulos que adoran a Dios. O simplemente terminaremos llenos de amargura, resentimiento, frustración y hasta quizás destruidos en algún fracaso moral; o habremos creado un imperio personal con una perfecta fachada que simule ser la Iglesia de Cristo viva que un día será recompensada gloriosamente.

No hay alternativa. El Espíritu Santo es el “Consolador”, o “Capacitador” de la Iglesia, como traduce Hampton Keathley III la palabra griega “parakleto” usada por Jesús en Juan 14:16 (“The Spirit-Filled Life”). Como escribió Francis Chan: “El Espíritu Santo no es simplemente útil, es nuestra única esperanza “ (Prólogo de “Redescubrimiento del Espíritu“).
El hacer Iglesia no es difícil. Para cualquier ser humano, por capaz que crea ser, es absolutamente imposible. Por eso la forma vital está bien clara: “Sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18).

Continuamos en la quinceava parte de esta serie…


Luis Rodas


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