"El sabio teme y se parta del mal; mas el insensato se muestra insolente y confiado” (Proverbios 14:16).
El pecado en la vida diaria puede traer muchas consecuencias:
Estorba nuestra oración (Salmo 66:18; 1 Pedro 3:7)
Nos llena de ansiedades, conflictos, dudas, temores y angustias (Salmo 38)
Ensucia nuestro corazón (Salmo 51:10)
Contrista al Espíritu Santo en nuestra vida (Efesios 4:30,31)
Ahoga el gozo de la salvación (Salmo 51:12)
Es vergonzoso (Romanos 6:21)
Nos lleva a la rebelión contra Dios (Salmo 19:13)
Hace que comencemos a tropezar sin saber en qué (Proverbios 4:19)
Nos debilita (Proverbios 5:10; 6:11)
Nos engaña (Efesios 4:22)
Terminamos hastiados (Proverbios 1:31)
El resultado es andar por “sendas tenebrosas” (Proverbios 2:13)
Causa problemas serios entre hermanos (Santiago 3:1,2)
Puede destruir Iglesias (Gálatas 5:15)
Arruina matrimonios (Proverbios 27:15; 6:26-28)
Entristece a los padres (Proverbios 10:1)
Daña a los hijos (Colosenses 3:21)
Le hace dar mal testimonio a la Iglesia (Romanos 2:24; 1 Timoteo 3:7)
Hace perder trabajos (Proverbios 24:30-34)
Etc, etc, etc….
La persona de este mundo niega una gran verdad de esta vida: todo lo que hacemos tiene consecuencias:
"Dice en su corazón: no seré movido jamás; nunca me alcanzará el infortunio" (Salmo 10:6).
¡Nosotros debemos ser conscientes de esta gran realidad!
Luis Rodas
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