Mateo 5:13 “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”.
En el mundo antiguo se le daba muchos usos a la sal. Como explica Donald Carson, se utilizaba para “dar sabor a las comidas, y hasta en pequeñas dosis como fertilizante. (Pero) por sobre todo, la sal se usaba como conservante. Frotada en la carne, un poco de sal retrasa la descomposición” (“Comentario Mateo”. Pag. 156). ¡Y este es el uso en mente de Jesús en sus palabras!
“Vosotros sois la sal de la tierra”
Los “bienaventurados” son la sal que preserva al mundo de su descomposición total. Los “bienaventurados” son la sal que preserva a este mundo de ser un lugar de absoluta corrupción.
Todo esto no ha sido completamente destruido porque la sal aun continúa aquí.
Pronto la sal será quitada y la Palabra de Dios habla claramente que vendrá el juicio de Dios.
En Mateo 24, por ejemplo, Jesús explica que la Iglesia será sacada de este mundo, y luego, “lamentarán todas las tribus de la tierra”. Exactamente lo mismo sucede en Apocalipsis 6.
Una vez que Noé cerró la puerta del arca vino el diluvio. Una vez que Lot salió de la ciudad, Sodoma fue destruida.
Lo que preserva a este mundo aún son los “bienaventurados”. Sin los “bienaventurados” este mundo se descompone por completo. La inmoralidad, la corrupción, lo taparía todo.
La respuesta temporal de Dios a la corrupción de este mundo es la Iglesia viva. ¡Esa es “la sal de la tierra”!
Pero si esos bienaventurados se descuidan y empiezan a vivir igual que el mundo, ¿qué sucede?
“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?”.
El tipo de sal que usamos hoy en día no puede volverse insípida. Sin embargo, la sal que se utilizaba en aquella época podía contaminarse con yeso y otros minerales y así perder su utilidad (R.T. France - “Matthew”).
Por lo que aquí Jesús está diciendo: “Yo uso a la Iglesia como sal de la tierra. Pero si ustedes también se contaminan, si pierden las características que les hace sal de esta tierra, dejarán de cumplir la función que les di. Por lo tanto, ya no son útiles”.
“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”.
La Iglesia es una potente fuerza que resiste la corrupción moral de este mundo y da un ejemplo a seguir. Pero si vive igual al mundo ya no sirve más para nada.
Luis Rodas
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