14- Luz que no sirve - Serie: Cómo se vería una iglesia con gente lejos de Dios



Mateo 5:14 “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder”.

Jesús compara a estos bienaventurados de los que habló momentos antes, con una luz fuerte y clara que todos pueden ver. Como una ciudad luminosa que todos pueden ver.

La Biblia usa el símbolo de la oscuridad para hablar de la inmoralidad, el pecado, la corrupción moral. Y en contraposición, a la luz como la santidad, la pureza moral.
Un ejemplo de esto lo encontramos en Efesios 5. Allí el apóstol Pablo habla de abandonar el pecado, porque dice: “en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor, andad como hijos de luz… Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas”.
Y 1 Juan 1:5 afirma: “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en EL”. O dicho de otro modo: “Dios es absolutamente santo. De tal manera que no hay ninguna inmoralidad en EL”.

Y aquí, en este “sermón del monte”, Jesús le dice a cierto grupo de personas: “vosotros sois la luz del mundo”.
O dicho de otro modo: “la forma de vida de ustedes es una luz de santidad en medio de las tinieblas de inmoralidad de este mundo”.

Y claro, algunos dicen: “aquí Jesús no exhorta a ser luz. Aquí simplemente dice que somos luz”.
Como si todo aquel que forma parte de una Iglesia es luz.
Pero no. Es justo lo contrario.
Jesús primero habla de 8 características:
1- “pobres en espíritu”
2- que “lloran”. Personas que se atreven a sufrir para agradar a Dios
3- “mansos”
4- “que tienen hambre y sed de justicia”
5- “misericordiosos”
6- “limpio corazón”
7- “pacificadores”
8- “que sufren persecución por causa de la justicia”.

A estos bienaventurados Jesús les dice: “vosotros sois la sal de la tierra…. vosotros sois la luz del mundo”.
Estos quebrantados delante de Dios, que dependen de EL en todo, quieren agradarle en todo, quienes al ver su necesidad de la gracia de Dios pueden entender cuanto otros necesitan de gracia, y en vez de estar más concentrados en lo que otros les hacen están concentrados en ayudar a otros, estos que muchos rechazan y buscan su mal por su deseo continuo de vivir como Dios quiere…. estos… son sal que cumple su función de contrarrestar la corrupción de este mundo, luz en medio de las tinieblas, una ciudad luminosa en medio de un monte oscuro que se puede ver perfectamente desde muy lejos.
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder”.

Pero… ¿qué pasa si esa luz ya no alumbra?
No sirve para nada.
Mateo 5:14,15 “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa”.

El “almud” era una especie de caja pesada de madera que servía en la casa como un elemento de medida. Poner esa caja sobre la luz obviamente iba a tapar totalmente la luz.
La finalidad de una lámpara en una casa era alumbrar. Pero si alguien tapaba estas lámparas con una de esas cajas de madera, ya la lámpara no servía para nada.
La finalidad de la luz es alumbrar, está diciendo Jesús. Pero si se tapa esa luz, ¿para qué sirve la lámpara?
La lámpara, dice Jesús, se debe colocar “sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa”.

Y agrega:
Mateo 5:16 “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

¿Lo ven?
Si la sal se corrompe, ya no sirve para nada.
Si la luz se tapa, ya no sirve para nada.
La sal tiene que mantener su pureza y así ser una potente fuerza que resiste la corrupción moral de este mundo y da un ejemplo a seguir.
La luz tiene que alumbrar clara y potentemente para alumbrar las tinieblas. Alumbrar como una ciudad en un monte, como una lámpara que “alumbra a todos los que están en casa”.


Luis Rodas


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