17 Interpretando las Escrituras livianamente - Serie: Cómo se vería una iglesia con gente lejos de Dios



Mateo 5:20 “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”.

¿Una justicia mayor a la de los escribas y fariseos?
¿A qué se refiere Jesús?

En un sentido nuestra "justicia" es mayor a la de los escribas y fariseos, porque nuestra justicia es Cristo (Romanos 10:4; Filipenses 3:9).
Pero en el contexto no está hablando sólo de eso. Sino que habla de una vida piadosa, santa. Y afirma que al pensar en los escribas y fariseos no debemos imaginar que ellos buscaban ser demasiado santos. Sino todo lo contrario.
Los escribas y fariseos iban formando tradiciones humanas con las que justificaban sus vidas carnales.
Por esto Jesús les dice en Marcos 7:8:
"Dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres".
Y cuando usaban las Escrituras, sus interpretaciones estaban marcadas por una continua justificación de su vida carnal, liviana, pecaminosa.

Por eso el Señor va a presentar 6 ejemplos de cómo se enseñaban los mandamientos de Dios y cómo se debían entender en realidad.
Jesús va a decir: "oísteis que fue dicho esto y esto. Pero no piensen que yo vengo a negar, menospreciar o disminuir ese mandato. Al contrario de los escribas y fariseos, deben entenderlo de una forma muy práctica y profunda en su diario vivir".

Lejos de minimizar los mandatos, Jesús los enfoca más certera y exigentemente que los escribas y fariseos.
Los escribas y fariseos eran muy rigurosos en cuanto a la prohibición de matar a alguien. Pero podían odiar, celar, envidiar y desear la muerte de otras personas, sin ningún problema. Por lo que Jesús dice: "Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio… 
Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio”
(Mateo 5:21-26)

Lo mismo hace con respecto al adulterio:
“Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio...
Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:27-30).

Lo mismo con respecto al divorcio. Muchos escribas y fariseos se divorciaban por cualquier motivo.
Jesús dice:
“También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio...
Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio” (Mateo 5:31,32).

Lo mismo con respecto a los juramentos. Muchos escribas y fariseos mentían.
En muchos casos usaban el juramento para encubrir sus mentiras y hacer que la gente les crea.
“Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos...
Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera…” (Mateo 5:33-37).

Y por último usa 2 ejemplos acerca de los enemigos:
“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente...
Pero yo os digo: No resistáis al que es malo…” (Mateo 5:38-42).

Y:
“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo…
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos…” (Mateo 5:43-48).

Como vemos, Jesús, lejos, muy lejos, de presentar a los escribas y fariseos como excesivos a la hora de buscar agradar a Dios, eran muy livianos, cómodos, carnales, a la hora de vivir y enseñar las Escrituras.

Una señal muy clara de que, o bien no hemos nacido de nuevo, o que sí hemos nacido de nuevo pero de alguna manera hemos roto nuestra comunión con Dios, es que:
1- empezamos a buscar pastores, Iglesias, libros o cualquier material, que nos diga que no importa cómo vivamos. Una gracia que en realidad es libertinaje (Judas 4).
2- miramos a aquellas personas que asisten a congregaciones, o aún que son líderes y pastores, para ver sus errores y así calmar nuestras consciencias. Y nos concentramos en sus errores, y nos encanta hablar de sus pecados y falsas enseñanzas. ¿Por qué? Porque muy interiormente parece que la demanda hacia nosotros se aliviana.

Pero Jesús dice: “No se midan con sus líderes. No se midan con los escribas y fariseos. Esa no es la medida de cómo deben vivir mis discípulos”.
Por eso Jesús agrega:
Mateo 5:48 “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.

No nos medimos por cómo se comportan las personas que nos rodean. No calmamos nuestra conciencia al ver que todos lo hacen.
1 Juan 2:6 "El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo"
Efesios 5:1 "Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados".
En el Antiguo Testamento el ejemplo de cómo debían vivir era Dios. EL les dijo: "Seréis santos, porque yo soy santo" (Levítico 11:44).
En el Nuevo Testamento el ejemplo de cómo debemos vivir es Dios. EL nos dice en 1 Pedro 1:16: "sed santos, porque yo soy santo" 
Jesús en vez de usar la palabra "santos" usa la expresión "perfectos":
"Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto" (Mateo 5:48).
Lo cual es lo mismo. Dios es Santo porque es Perfecto.

Esto no significa que Jesús no sabe que sus discípulos cometen errores. ¡NO!
En el "sermón del monte" Jesús dijo que son bienaventurados los que reconocen sus fracasos: "bienaventurados los pobres en espíritu" (Mateo 5:3). Y unos minutos después enseña que sus discípulos deben orar pidiendo: "perdónanos nuestras deudas" (Mateo 6:12).

¿Entonces?
Jesús explica que los hijos de Dios deben vivir como "pobres en espíritu" dependiendo de Dios en todo momento, pegados a Cristo, ya que separados de EL nada pueden hacer (Juan 15:5), reconociendo sus fracasos, humillándose y pidiendo perdón, pero apuntando, con "hambre y sed de justicia", a vivir en santidad. Las Escrituras, explica Jesús, deben entenderse de tal manera que nos guíen a vivir piadosamente (2 Timoteo 3:16,17). No como los escribas y fariseos, que usaban las Escrituras como excusa para vivir de forma carnal, liviana.
Ellos llevaban una religión muy estricta en cosas externas que no eran de verdad importantes. Pero en lo interno, lo del corazón, las motivaciones, los pensamientos, el amor a Dios que impulsa una vida, lo cual es lo importante, eran totalmente despreocupados.
Muy estrictos en tradiciones y exigencias humanas, pero muy livianos en un caminar genuino con Dios.

¡Que el Señor nos dé su gracia para adorarle con nuestras vidas!


Luis Rodas


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