Mateo 7:1 “No juzguéis, para que no seáis juzgados”.
La palabra “juzgar” aquí, en griego es “kríno”. R.T. France explica que "es una palabra que se usaba para decisiones legales técnicas, pero también generalmente para formar juicios y alcanzar conclusiones tanto acerca de personas como de cosas. El verbo no es necesariamente negativo" ("Matthew". Comentario de Mateo 7:1).
Es analizar algo y llegar a una conclusión lógica.
Es una acción que realizamos constantemente. Miramos un elemento en una casa y llegamos a la conclusión rápidamente que se trata de una silla.
Probamos una comida y determinamos si nos gusta o no.
Vemos la acción de alguien y concluimos que eso fue bueno o malo.
Hacer “kríno” no es necesariamente malo.
Pero, ¿por qué entonces Jesús dice que no juzguemos?
Imaginemos que le preguntan a una persona para que lado está el norte, y él dice: “No sé, Jesús dijo ‘no juzguéis’, por lo que yo no quiero analizar y determinar donde está el norte y donde el sur”.
Ridículo ¿no?
O peor, imaginemos que le preguntan a un cristiano si mentir es bueno o malo y él responde: “No se, Jesús dijo ‘no juzguéis’, así que yo no voy a determinar si es bueno mentir o no”.
Por extraño que parezca, hay gente que entiende este versículo de esa manera.
Y a ese análisis erróneo le agregan un análisis erróneo del siguiente versículo:
Mateo 7:2 “Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”.
Hay gente que dice: “No debo decir que algo está mal, porque si miro lo que alguien hace y yo digo que eso está mal, entonces Dios va a juzgarme a mí de esa misma manera”.
Si fuera así, tendríamos que entender el juicio de Dios de esta manera: El juicio de Dios no es de acuerdo a bueno/malo, sino de acuerdo a lo que yo determino qué es bueno/malo. Si fuera así, si yo digo que lo que hace todo el mundo es bueno, Dios dirá que todo lo que hice es bueno. Pero si se me ocurrió leer la Biblia y al ver que otro hizo algo malo de acuerdo a la Biblia, entonces ya establecí entre Dios y yo una forma más severa de juzgarme a mí.
“Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”.
Pero, Romanos 2:2 dice que “el juicio de Dios… es según verdad”, y no según un parecer humano.
O si yo digo: “Es verdad, lo que hizo esa persona es malo, pero no pasa nada. Es lo mismo si hubiera hecho lo bueno o lo malo”. Entonces Dios me va a mirar a mí de esa manera y le va a dar lo mismo si yo hago lo bueno o lo malo.
“Yo siempre tengo que mirar para otro lado cuando alguien peca”.
“Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”.
¿Pero y qué de los casos cuando las Escrituras mandan a amonestar a un hermano? (1 Tesalonicenses 5:12; Gálatas 6:1)
¿Y qué de los casos cuando las Escrituras mandan al liderazgo de una congregación a expulsar de la congregación al que practica el pecado sin arrepentimiento (1 Corintios 5; Tito 3:10)?
¿Qué cuando un pastor “persiste en pecar” y 1 Timoteo 5:20 dice que debe ser reprendido delante de todos?
¿Y qué cuando Jesús unos minutos después, en este mismo sermón, apenas catorce versículos después, dice: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:15)?
¿Cómo puedo saber si alguien es un “falso profeta, que viene vestido de oveja, pero por dentro es un lobo rapaz”, si no puede mirar en absoluto si lo que hace y dice es bueno o malo, verdad o mentira?
¡Todo esto es una locura!
Y contradice un porcentaje altísimo de las Escrituras.
Aquí no se está refiriendo a nada de esto.
Luis Rodas
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