26 Una cultura de crítica - Serie: Cómo se vería una iglesia con gente lejos de Dios



Mateo 7:1 “No juzguéis, para que no seáis juzgados”.

Las palabras de Jesús están principalmente enfocadas a la reciprocidad más que a una prohibición de la facultad de determinar si algo es bueno o malo, verdad o mentira.
Los 12 versículos que tratan el tema hablan de forma primordial acerca del principio de reciprocidad (Mateo 7:1-12).
Por eso Jesús nos habla de una acción: "No juzguéis".
Y explica que si lo hacemos va a haber una reciprocidad: "para que no seáis juzgados”.

Jesús está enseñando contra la actitud de ser un buscador de fallas de otras personas. Y nos enseña que si tenemos esa actitud esto se nos volverá como un boomerang: esas personas harán lo mismo con nosotros. Formaremos relaciones de crítica, una cultura despiadada, como la que formaron los escribas y fariseos, donde era un todos contra todos, buscando el fallo del otro.
Nosotros viviremos buscando las fallas de los demás y por reciprocidad, otros estarán buscando meticulosamente nuestras faltas.
Jesús está diciendo: "Si tú te concentras en buscar las fallas de otros, otros estarán concentrados en encontrar tus fallas”.

"No juzguéis, para que no seáis juzgados".
Es como desatar uno mismo una guerra de búsqueda de fallas del otro.
Jesús dice: "No lo hagas".
En algunos casos las personas con las que estés concentrado en buscar sus fallas, dejarán pasar tu juicio constante, pero en otros casos será como pegarle a un panal de abejas. Las abejas vendrán contra ti.
Si juzgas a tu hermano, pronto recibirás lo mismo de él: "No juzguéis, para que no seáis juzgados".
Y Jesús continúa con el principio de reciprocidad:
Mateo 7:2 "Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”.
Si estamos buscando la falla del otro, cuando fallemos en lo más mínimo, en vez de ser ayudados, otros actuarán igual con nosotros.

Y Jesús agrega que no sólo es malo el vivir concentrado en buscar las fallas de otros por el principio de reciprocidad, sino que es insensato vivir concentrado en las fallas de otros. Por esto el Señor pregunta:
Mateo 7:3 "¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?”

La pregunta apunta algo concreto: ¿por qué vivir concentrado en encontrar las faltas de otros cuando tú tienes tantos errores?
Y en algunos casos puede que nuestros errores sean más groseros que aquellos que estamos señalando. Para enseñarnos esto Jesús usa una hipérbole:
"¿Y por qué miras la PAJA que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la VIGA que está en tu propio ojo?”

Esto es lo mismo que amonesta Santiago a aquellos que tenían lenguas afiladas (Santiago 3) y murmuraban contra los hermanos (Santiago 4:11). Ellos vivían concentrados en los errores de otros, pero les dice: "venís a ser jueces con malos pensamientos" (Santiago 2:4).

Es incongruente, insensato, concentrarnos en los errores de otros si primero no miramos los nuestros. ¿Por qué tener tanto celo por los errores ajenos, y nada de celo por los nuestros propios?
Eso demuestra que nuestra motivación es profundamente mala.

Si lo que queremos es ayudar a otros, primero debemos mirarnos incisivamente a nosotros mismos:
Mateo 7:4,5 "¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano".
¿Lo ven?
Jesús no prohibe el ver las fallas de otros. El foco está en:
1- debemos tener en cuenta que esto puede volverse en contra nuestro
2- debemos primero mirarnos a nosotros mismos ya que sólo así vamos a poder ayudar a otros
3- debemos supervisar con mucho cuidado nuestra motivación

El Señor dice: "saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano".
Si luchas en Dios con tus errores, vas a capacitarte para ayudar a otros cabalmente con sus errores.


Luis Rodas


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