34 Falsa seguridad de salvación - Serie: Cómo se vería una iglesia con gente lejos de Dios



El “sermón del monte” predicado por Jesús es un ataque directo a la práctica de cualquier tipo de religión engañosa, falsa, sin arrepentimiento, ni justificación en Cristo, sin nuevo nacimiento, sin santificación del Espíritu Santo, sin un corazón regenerado que ame genuinamente a Dios.
Jesús hace añicos cualquier intento de consuelo y seguridad en una religión que promete conducir al reino de los cielos, pero en realidad termina directamente en la condenación eterna.

Ejemplo tras ejemplo, Jesús enfrentaba a gente que creía que le esperaba el reino de los cielos, pero que en realidad estaban a las puertas del infierno.
Imaginaban que eran de Dios, pero que en realidad eran propiedad de Satanás. Por eso les dice en Juan 8:44:
“vosotros sois de vuestro padre el diablo”.
Como tanta gente que va a congregaciones imaginando que son cristianos, pero aún siguen en el mundo. Jesús le hablaba a gente que pensaba que por ser descendientes de Abraham, ya eran salvos. De la misma manera que hoy muchos piensan que son salvos por ir desde pequeños a una congregación cristiana, o porque realizan alguna tarea en una Iglesia, o porque no niegan que Dios exista.
Por eso Juan el Bautista ya les había dicho: “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre”… Y les advierte: “Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles, por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego” (Mateo 3:8-10).
Muchos creían que por participar en practicas religiosas ya cumplían con Dios. Pero Jesús confronta su engaño, diciéndoles: “Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí” (Mateo 15:8).
Aún muchos parecían creer en Jesús y querer seguirle, pero Jesús les mostraba que no eran verdaderos seguidores, verdaderos creyentes. Como cuando Jesús hace un milagro y alimenta a miles. Después de eso toda una multitud cruza el mar de Galilea para buscarlo. Cualquiera pensaría: “Cuanto lo aman”. Pero EL los confronta: “De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis” (Juan 6:26). Y les habla de tal forma que en el mismo capítulo encontramos: “Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás, y ya no andaban con él” (Juan 6:66).

Por esto Jesús hacía una gran diferencia entre los que de verdad creían y los que lo seguían pero en realidad se estaban engañando a sí mismos.
Es así que Jesús dice en Juan 8:31:
“Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos”.

Vamos a leer uno de esos casos donde Jesús confrontaba a la gente que lo oía.
Lucas 13:22-30:
“Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.
Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.
Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.
Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.
Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.
Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros”.

¡Así Jesús enfrentaba toda falsa seguridad de salvación!
Personas que imaginan que son cristianos. Imaginan que están yendo al reino de los cielos. Imaginan que aman a Dios. Y cuando les adviertes por amor a ellos, te dicen: “Ay… no me juzgues… Dios conoce mi corazón”. Y ese es justamente el problema, Dios conoce el corazón y sabe cuando la persona imagina que está en Cristo pero no lo está. Tiene una falsa seguridad de salvación.
Proverbios 14:12 afirma
“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”.


Luis Rodas


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