Hasta que la misión sea completada



“Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:4).

La carta de Santiago presenta la vida cristiana como una lucha de constancia y firmeza hasta la victoria final.
Aquí nos insta: “mas tenga la paciencia su obra completa".
Y como vimos en el devocional de ayer con "paciencia" ("jupomoné" en el griego original) se refiere a "constancia, perseverancia, mantener la firmeza" ("New International Dictionary of the New Testament Theology" - Verlyn Verbrugge).

 El llamado es a que el soldado permanezca firme, constante, hasta que su misión esté completada.
¿Cuando será esto?
4 capítulos después agrega: "Hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor" (5:7).

En este mundo la batalla es intensa. Hay una triple coalición que ataca cada día: el mundo, la carne y el diablo. Y las invitaciones a la despreocupación, saciar los deseos y el concentrarse en uno mismo, están a la orden del día. Las tentaciones son constantes. Y como escribió Thomas Brooks, "cuando te has sobrepuesto a una tentación tienes que estar listo para enfrentar la siguiente en la lista".
 El llamado del creyente genuino es a comenzar en fidelidad a Cristo y terminar en fidelidad a Cristo. Sin escalas. Sin descuentos tramposos.

Pablo le escribe a los corintios: "os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo" (2 Corintios 11:2). Y él mismo nos dejó ejemplo cuando en el final de su vida pudo decir: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia" (2 Timoteo 4:7,8).
El comenzó en amor a Cristo y terminó, como mínimo, en la misma intensidad.

Como hermanos, estamos unidos en "la paciencia de Jesucristo". Por esto Juan escribe desde Patmos: "Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo" (Apoclipsis 1:9).
Cuantos empiezan con tanta palabrería de fe engañados por su propio desborde adolescente, pero pronto siguen el ejemplo vergonzoso de los efesios y su abandono del "primer amor" (Apocalipsis 2:2-5) y apenas se puede aspirar de ellos que al menos "afirmen las otras cosas que están por morir" (Apocalipsis 3:1,2). Cuan triste, sin duda, es ver las espaldas de tantos Demas yendo a Tesalónica (2 Timoteo 4:10).
La trompeta de guerra aquí, en este pasaje de Santiago, indica la necesidad de madurar en la constancia para no disminuir nuestra intensidad de batalla "hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en nuestros corazones" (2 Pedro 1:19).

Un día vamos a ser llamados delante del Capitán de nuestra alma y se nos dice esto:
"Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo" (1 Timoteo 6:13,14).

O en palabras de Santiago:
“Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:4).
 "Hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor" (Santiago 5:7).


Luis Rodas


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