11- Cultiva tu identidad: con pocas palabras ante la muerte



“Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz”  (Colosenses 1:12).

Cuán terribles son los funerales de personas sin Cristo (Salmo 73:18-20).
 Cualquiera que me viera en uno de ellos pensaría que yo soy un familiar muy cercano absorto en el dolor. Y en muchos casos apenas conozco a la persona y más bien estoy acompañando a algún hermano en la fe.
 Me quedo petrificado ante la realidad de la muerte (Eclesiastés 7:2-4), el dolor de los familiares y la situación ya inmutable de la persona que dejó ese cuerpo sin salvación.

¿Qué decir en momentos así?
 Conozco a alguien que hace un tiempo buscó en internet frases educadas y apropiadas para decirle a algún amigo ante la muerte de un familiar no cristiano.
 No sé la eficacia de aquellas frases que encontró… pero, para ser sincero, dudo de su éxito al respecto.
 ¿Habrá algo de ánimo genuino que se diga en un momento así?

 Creo que algo así le sucedió a un amigo de mi familia.
 Allí estaba yo, con 14 años de edad, frente a la tumba de mi padre, luego de haber realizado ese rito raro de tirarle un poco de tierra a su ataúd como despedida… Confundido, aturdido...
 Y este amigo tal vez pensó que su deber era decirme algo, o quizás, vaya a saber, acudió a algún libro de la época para saber qué decir en un funeral…. No lo sé….
 Lo que sí se es que casi ya pasando de mí, se detuvo, me miró a los ojos y me dijo: “no lo olvides”.

¿Te imaginas algo más cruel para un niño?
 ¿Qué sabía ese hombre lo que yo había pasado mientras mi padre vivió?
 ¿Qué sabía ese hombre la situación en la que yo me encontraba en ese preciso instante?
 Con mucha sinceridad, muchas veces quise, de más grande, acercarme a comentarle todo el… ODIO… que había provocado su breve comentario...

 Luego que por misericordia inexplicable el Señor me salvó, comprendí a aquel pobre hombre… ¿Acaso existen palabras para ese momento?
 Cuando muere una persona sin Cristo delante de familiares sin Cristo, ¿acaso existe alguna palabra de consolación?
He escuchado frases como:
“bueno, alégrate que casi no sufrió"
“podría haber sido peor"
“piensa en el tiempo que pudiste disfrutarlo"
“ahora está en un lugar mejor"
“recemos por la paz de su alma"

 Esa persona que acaba de dejar este mundo está enfrentando la presencia de Aquel que decidió ignorar toda su vida (Romanos 1:28) y vivir en rebelión contra EL (Tito 3:3; Colosenses 1:21), y pronto sufrirá “tribulación y angustia” (Romanos 2:9), "estando en tormentos” (Lucas 16:23) en un continuo “lloro y crujir de dientes” (Mateo 13:42).
 Si sufrió o no antes de morir, ¿cuenta?
 Si su muerte fue rápida o bajo una agonía de años, ¿cuenta?
 Si vivió una vida muy alegre o en constante depresión, ¿le cambia en algo ahora en el lugar donde está entrando?
 Si logró despedirse de sus seres queridos o no, ¿ahora cuenta para algo?
NO… Sin duda… En momentos así no existe ni una sola palabra de aliento.

SIN PALABRAS
 Cuando pienso en esto y lo miro por contraste con el versículo que leímos al principio… ahhhh…. ¿cómo no quebrantarse hasta las lágrimas en gratitud?
 Para los que estamos en Cristo, el "abandonar este cuerpo” (2 Pedro 1:14) es el momento de gloria incomparable donde nos acercamos a “Jesucristo nuestra esperanza" (1 Timoteo 1:1), “a la posesión adquirida” (Efesios 1:14), “a la herencia de los santos en luz” (Colosenses 1:12).
“¿Donde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Donde, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Corintios 15:55).

 Ohhh….. en mi funeral, la verdad es que no me importa mucho lo que digan… Sólo he pedido que, si es posible, canten el himno “Sublime Gracia”… Va a ser muy acorde a aquella “herencia de los santos en luz” que nuevamente me dejará sin palabras ante la muerte de alguien... En este caso yo mismo...

“Sublime Gracia del Señor que a mí pecador salvó,
fui ciego mas, hoy veo yo, perdido y EL me halló
Y cuando en Sión por siglos mil brillando esté cual sol,
yo cantaré por siempre allí fue EL quien me salvó"
(Salmo 48:14; 49:6-20; 92:7; 116:15; Lucas 12:16-21; 16:19-31; Romanos 2:6-11; 6:23).


Luis Rodas


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