“Entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Mateo 7:5)
Uno de los pasajes de mayor contraste con esta era, que podemos encontrar en los evangelios, es Mateo 7:1-6
En el principio Jesús nos manda: “No juzguéis” (7:1). Y esto nos habla de mantener un corazón abierto de amor, perdón y paciencia a pesar de los errores del otro.
¿Ante quienes?.
El Señor agrega en el versículo 3: “¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de TU HERMANO?”.
Luego en el versículo 4: “dirás a TU HERMANO”.
Y nuevamente en el versículo 5: “del ojo de TU HERMANO”.
Pero después, en el versículo 6, Jesús presenta una gran advertencia sobre este tema:
“No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos”.
¿Qué es lo "santo" y las “perlas” aquí?
Pues Jesús no iba cambiando de tema como si fuera una conversación sin sentido. Simplemente se refiere a lo que viene hablando.
En otras palabras: “¡Cuidado! No apliques este ‘no juzgar’ con personas que no son genuinamente tus hermanos”. (Los “perros” y los “cerdos” eran animales impuros para los judíos).
¿Qué sucederá si lo haces?
"No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que LAS PISOTEEN, y se vuelvan y OS DESPEDACEN”.
PELIGRO, ARROGANCIA
Pero, el gran problema se presenta, cuando nuestra peligrosa arrogancia nos empuja a “medir” (7:2) a todo el mundo y trasladarlo al grupo de “perros” y “cerdos”.
Encontramos una “paja en el ojo de nuestro hermano” (7:3), y para nosotros es obvia su clasificación: o es “perro” o es “cerdo”.
¡Esto es contrario a la forma de Jesús mismo de determinar si alguien es un hermano o no!.
El Señor, en este pasaje, enseña que el “hermano” puede tener una “paja en su ojo” (7:3). Y no sólo eso, nos dice que a veces NOSOTROS no sólo tenemos una pequeña “paja” en nuestro ojo, sino que aún peor: una “VIGA en nuestro propio ojo” (7:3).
Está claro que en este pasaje Jesús nos instruye que DEBEMOS SABER quién es un “hermano” y quién entra dentro del grupo de “perros” y “cerdos”.
¿Cómo vamos a poder saber a quien “no juzgar” y a quien “no echar estas perlas” si no discernimos quien es quien?
Para esto el Señor nos da pautas claras para determinarlo:
1- Unos versículos después nos enseña que el verdadero cristiano no vive como el mundo caminando por el “camino espacioso” por el que se deslizan todos hacia “la perdición” (7:13); sino que aquel que camina hacia “la vida” entró por una “puerta estrecha” y vive conforme a un “camino angosto” (7:14).
2- Luego aprendemos que “falsos hermanos” no sólo pueden ser clasificados como “perros” y “cerdos”, sino como “lobos rapaces vestidos de ovejas” (7:15).
¿Cómo descubrir el engaño?
Jesús responde: “por sus frutos los conoceréis” (7:16).
Aquí no se puede estar refiriendo a simples errores de carácter porque ya vimos que los “hermanos” también tienen “pajas” para "sacar” de sus ojos (7:5).
Aquí se refiere a personas cuyos frutos son claramente contrarios a la obra de salvación (7:17-19), y por esto no hacen la voluntad de Dios (7:21), los cuales insensatamente (7:26) oyen la Palabra pero sus vidas muestran desobediencia constante (7:26) y sus consecuencias (7:27).
AMA, SÉ HUMILDE
Tengamos cuidado. El Señor nos manda a diferenciar. Nos dio herramientas para hacerlo.
El piadoso hace esto con mucho cuidado y humildad. Y persevera amorosa y pacientemente junto a un hermano, hasta que frutos realmente claros comiencen a darle señales de alerta.
Sepamos que nuestros hermanos tienen errores. Ante esto el proceso es el siguiente: primero vemos nuestras faltas (7:5), y luego persistimos en una actitud de amor sacrificial y comprometida de ayudar a nuestros hermanos en sus luchas (7:5).
Luis Rodas
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cultiva la humildad
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