Avanza de rodillas



Una vez que descubrimos que Dios puede ser nuestra fuerza en TODO, nuestra vida es transformada por completo.
Pasamos de quejarnos a los que nos rodean, y rendirnos ante los imposibles, a volar en las alas de la oración hacia Aquel que dijo: “¿habrá algo que sea difícil para mí?” (Jeremías 32:37).
Un cristiano que aprende y practica lo que vamos a hablar hoy encuentra la fuente de todo bien, camina sobre el agua, ve imposibles hacerse posibles, atraviesa los ataques más feroces, entiende lo humanamente inentendible, y se deleita en el mayor deleite concebible.

Salmo 5:1
“Escucha, oh Jehová, mis palabras”: Dios escucha y sabe todo, aun antes de que las palabras lleguen a nuestra boca: Salmo 139:4.
Pero aquí David se refiere a que Dios no desatienda su oración: “tenla en cuenta, respóndela”.
Lo primero que necesitamos para orar es creer que Dios escucha y responde según su voluntad nuestras oraciones (Santiago 1:6,7).

Dios oye y responde. Esta es una gran “confianza que tenemos en EL” (1 Juan 5:14,15).
No solo que si pedimos según su voluntad tenemos las peticiones que hicimos, sino que Dios solo responde lo que es según SU voluntad.
¿Te imaginas un Dios Todopoderoso que nos da todo lo que pedimos o exigimos (como hacen algunos)?
Hoy le pido algo que a mí me parece que es bueno, pero que en realidad después descubro que me hace daño, y me la da, mañana le pido otra cosa peor y me la da, después intento solucionarlo y le pido algo para solucionarlo, pero en realidad me hace peor, y me lo da, después acierto y pido algo que podría ayudarme en todo el lío que hice, me lo da, pero ya es tarde.
Jesús nos dice:
Mateo 7:7-11 "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?"

Agradecemos al Señor que no solo es Todopoderoso, sino Infinitamente Sabio y Sublimemente Bueno con nosotros (al punto que a veces no responde nuestras oraciones, caprichos, ni tampoco los “decretos” de algunos).
¿Te imaginas a uno decretando una cosa y a otro en otra Iglesia decretando lo contrario?

Lo segundo
Salmo 5:1 “gemir” (“jaguig”): se puede traducir también como “meditación” (Strong).
Y ya habíamos leído la semana pasada en el Salmo 4:4 “meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama”.

Después de creer que Dios genuinamente nos escucha, es necesario entender, como muy bien escribió R. Kent Hughes, que “la oración es un tiempo de exposición ante Dios” (“Las disciplinas del hombre piadoso”. Pag. 87).
Nos exponemos ante Dios.

Y esta es una de las dos razones principales por la que nuestra carne no quiere orar:
1- Autosuficiencia. No oramos porque creemos que podemos sin Dios.
2- Se trata de un encuentro comprometedor con nuestra conciencia y el Dios que conoce los secretos del corazón.
Y aunque por supuesto ante el Señor hay perdón, limpieza y luego verdadera paz, la carne no quiere pasar por el trabajo humillante y angustioso de ser descubierta tal cual es.

Esta es la razón por la cual mucha gente busca sustitutos a la oración íntima y genuina con Dios.
a) griterío de oración
b) "ore por mí"
c) me compro un libro sobre el tema que necesito o me busco una predicación (cosa que no está mal en sí y puede ser muy útil, pero NO como sustituto), pero sin acudir a Dios también directamente en busca de Su guía.
Es como si estoy peleado con mi esposa pero necesito algo de ella y le pido a Cintia que le pida a Vero lo que necesito. ¿Por qué? Porque no quiero pasar por el tedioso proceso de ponerme a cuentas con ella.

Lo tercero
Salmo 5:2 “clamor”:
Es lo que John Bunyan llamaba “oración incesante” (“El progreso del Peregrino”. Pag. 66 en versión en inglés).
Colosenses 4:12 "Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere".
“encarecidamente” (“agonízomai”): de la cual se deriva “agonizar”.
Peshitta: “siempre está trabajando por ustedes en oración”.

A veces oramos una vez o máximo dos, y al no obtener lo que pedimos, decimos: “Por lo visto no es la voluntad de Dios”.
Y a esto le llamamos “sumisión”.
A veces sin duda lo es. Pero otras veces se trata de pereza, desinterés o falta de fe.
¿Acaso Jesús no nos enseñó la “necesidad de orar siempre y no desmayar”? (Lucas 18:1-8).

Y hasta Pablo pedía este tipo de oración por la Iglesia y por él mismo (Efesios 6:18-20).
Pablo oraba incesantemente a no ser que Dios le hablara lo contrario (2 Corintios 12:7-10).
John Bunyan: “La oración es el derramar el alma ante Dios” (“La oración”. Pag. 9).
Daniel en Daniel 9:20 escribió: “derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios”

Una oración no necesariamente debe ser con voz fuerte o lágrimas, pero SIN DUDA UNA ORACIÓN sin que todo el corazón clame por respuesta, NO ES ORACIÓN.

Esta oración no dura solo el rato que cerramos los ojos y la expresamos con palabras. Es un “orar sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17)
Esta oración queda en nuestro corazón, la llevamos a donde vamos, ante el ver lo contrario nos preocupa, pero respondemos: “estoy orando por eso. Mi confianza está en el Señor”. Y esperamos el obrar de Dios.
Una oración hecha al pasar y que luego ni nos acordamos, NO es oración delante de Dios.

Lo cuarto
Salmo 5:2 “oraré”: David gemía, clamaba y oraba. Las tribulaciones lo llevaban a David a la oración.
Si vemos la mayoría de los salmos de David fueron hechos en situaciones difíciles.
Se necesita cavar para llegar a la profundidad, y el medio para eso muchas veces son las tribulaciones.
Esta es una de las grandes razones por las que Dios permite tribulaciones en nuestra vida.
El no orar tiene una característica peligrosa. Produce una especie de anemia. No oramos y nos vamos debilitando pero perdemos la capacidad de darnos cuenta que estamos mal y necesitamos orar.
Dios con las tribulaciones nos despierta a esta gran necesidad.

Así como el incienso en el tabernáculo era encendido con fuego, así la oración mantiene inflamado el corazón para Dios.

Lo quinto
Salmo 5:3 “me presentaré” (“arák”): “la misma palabra es usada cuando se ponía en orden la leña (Levítico 1:7) y la víctima (Levítico 1:8; 6:12) para los sacrificios. Una de las primeras responsabilidades del sacerdote, tan pronto como amanecía, era poner la leña en orden para el sacrificio de la mañana (Levítico 6:12, Números 28:4)” (J.J. Stewart Perowne - “Comentario Salmos”. Pag. 25,26).

Cuando hablamos de “comunión con Dios”, ¿a qué nos referimos?.
Tener “comunión” es participar de algo en común, unirse, sentir, pensar, lo mismo.
¿Se unirá Dios a lo que yo siento o pienso?
¿El Dios Santo, Santo, Santo dejará su santidad infinitamente perfecta para unirse a este hombre que aun permanece bajo una naturaleza corruptible?.

E. Stanley Jones: “Si lanzo una cuerda desde el bote y me afinco a la orilla, y luego tiro de ella, ¿halo la orilla hacia mí, o me acerco a ella?. La oración no es halar a Dios para que EL haga mi voluntad, sino poner en línea recta mi voluntad con la suya” (“A song of ascents”. Pag. 383).

Allí está la comunión íntima: luego de mirarnos, reconocer, humillarnos, postrarnos y rendirnos (Proverbios 3:32).
Salmo 25:14: “la comunión íntima de Jehová es con los que le temen”

Una vez que nuestro corazón va postrando sus distracciones, comienza el clamor y sinceridad que está sintonizado con el Señor.
A partir de allí podemos decir como Jonathan Edwards: “La oración me parecía tan natural como respirar, y a través de ella daba salida al ardor que había en mi corazón” (“Personal Narrative”. Pag. 61).

Lo sexto
“esperaré”: Muchas veces no esperamos que Dios obre y a eso lo queremos teñir de sumisión.
Es cierto que muchos tal vez sin darse cuenta han negado que Dios es Soberano al pretender que todo lo que pedimos lo tenemos. ¡Dios obra según su voluntad!.
Pero eso no nos tiene que llevar a creer que como Dios obra según su voluntad, oramos porque hay que hacerlo pero EL nunca responde nuestras peticiones.
Esperamos clamando a Dios sabiendo que de EL esperamos y de nadie más.

Lo séptimo
Oramos conforme al carácter de Dios (Salmo 5:4-10).
¿Y donde vamos a aprender cómo es Dios si no en la Palabra?

Lo octavo
Y no solo esperamos (como vimos en el verso 3) sino que adoramos a Dios en gratitud sabiendo que el Dios Todopoderoso ha tenido misericordia y veremos su misericordia sobre nosotros.
A esto el Nuevo Testamento lo llama “oración con acción de gracias” (Colosenses 4:2).
A veces he estado en reuniones de oración depresivas. Qué lindo hemos quitado el emocionalismo vacío, pero nos olvidamos de seguir creyendo y alabar a Dios con genuina fe mientras oramos.
Salmo 5:11,12 "Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; En ti se regocijen los que aman tu nombre. Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo;
Como con un escudo lo rodearás de tu favor".

Conclusión
Es cierto que muchas veces se ha hecho un abuso de la oración y se ha querido profanar la soberanía de Dios. ¡Eso es un extremo!
Otro extremo es la incredulidad disfrazada de sumisión y la falta de oración.

Santiago 4:2: “No tenéis lo que deseáis, porque no pedís”.

Hudson Taylor fue misionero en China y Dios lo usó para hacer lo que los demás pensaban que era imposible en la tierra de China absolutamente cerrada al evangelio.
Al tiempo que Hudson Taylor trabajaba en China, un misionero quiso entrar en una parte muy difícil de China y le preguntó cómo podía hacer.
Hudson Taylor le dijo: “Para entrar debe avanzar de rodillas”.

¿Creemos en el Dios que decimos que creemos?


Luis Rodas


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