"Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?
El que anda en integridad y hace justicia, Y habla verdad en su corazón.
El que no calumnia con su lengua, Ni hace mal a su prójimo,
Ni admite reproche alguno contra su vecino" Salmo 15:1-3.
Nuestra comunión intima con Dios depende, COMPLETAMENTE, de esto.
La clave para permanecer en comunión intima con Dios diariamente es lo que está sucediendo en el corazón. No sólo nuestra boca obrará en consecuencia. ¡Todo lo que hacemos depende de lo que hay en nuestro corazón!
John Flavel: “El corazón es la fuente de toda vital operación en el ser humano; es la fuente y origen de tanto el bien como el mal.
El corazón fabrica lo que luego la mano y la lengua desprenden.
El corazón maquina y los miembros ejecutan” (“On Keeping The Heart”).
Por lo que, el diablo, el enemigo de nuestra alma, sabe que la guerra a pelear es en nuestro corazón. ES EL CENTRO DE OPERACIONES.
Si él logra mantener contaminado el corazón, nosotros no podremos vivir en comunión íntima con Dios.
Y creo que a esta altura, todos sabemos que esto significa nuestra derrota.
Toda la vida del creyente depende de mantenerse pegado a la vid, bebiendo constante y fluidamente de la fuente de vida.
Si el corazón permanece en suciedad, nunca podrá permanecer en comunión intima con Dios.
Si nos mantenemos contristando al Espíritu Santo (Efesios 4:30), y apagándolo (1 Tesalonicenses 5:19); seremos como un soldado solitario en medio del campo de batalla habiendo perdido contacto con el resto de su ejército y sin armas.
A esto se refería David, luego de pecar, en el Salmo 51:11, cuando clama: “No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu”.
De manera que la clave estratégica de Satanás y los demonios está enfocada certera y violentamente en nuestros corazones. Ellos apuntan a nuestros corazones.
Si ganan la batalla en nuestros corazones, la comunión intima con Dios es interceptada.
Esto fue lo que hizo la serpiente en el huerto del Edén. Se acercó a Eva y logró introducir en el corazón tanta corrupción que tanto ella como su esposo, según Génesis 3:8, “se escondieron de la presencia de Jehová Dios”.
Y así continúa hasta el día de hoy. El campo de batalla es el corazón del hombre.
Un caso más cercano lo encontramos en la vida de Ananías y Zafira en Hechos 5. Ellos le mienten a la Iglesia:
Hechos 5:1-3 "Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.
Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?"
Lo mismo sucede en la vida de Judas. Lucas 13:2 dice: “Y cuando cenaban… el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase” (a Jesús).
Y esto no sólo sucede en el corazón del incrédulo. De ellos la Biblia dice que tienen “corazón malo de incredulidad” (Hebreos 3:12). Y Romanos 1:21 agrega que se trata de “un necio corazón… entenebrecido”.
Sino que esta guerra sucede en el corazón del creyente verdadero.
Por esto Efesios 4:26,27 nos amonesta: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”.
Pablo está aconsejando: “No aniden ira en el corazón porque esto abre la puerta al diablo”.
GUERRA ESPIRITUAL
Efesios 6:10 en adelante nos presenta esta guerra:
Efesios 6:10,11 "Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo".
“asechanzas” (“medsodeía”): “engaños, trucos, artimañas” (Diccionario Thayer). Sinclair Ferguson explica esto como “estrategia organizada, astucia” (“Vamos a Estudiar Efesios”. Pag. 219).
Aquí encontramos que el creyente enfrenta los embates del enemigo.
¿Cómo son esos embates?
Estrategias organizadas llenas de engaños, trucos, artimañas y astucia.
Y no sólo el diablo en sí, actuará en nuestra contra:
Efesios 6:12 "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes".
Pero tenlo claro, NO se te presentará un demonio en persona con un avión para incrustarse en tu casa.
Ni se te cruzará un día el diablo en el auto para chocarte.
Su guerra está en el corazón del creyente. ¡Ese es el campo de batalla!
Por eso nuestra defensa tiene que ver con nuestro corazón. Si luego leen en sus casas lo que sigue en el capítulo, encontrarán estas armas:
-“la verdad”
-“justicia”
-“el evangelio de la paz”
-“la fe”
-“la salvación”
-“y la Palabra de Dios”
La guerra es concreta: ¡de acuerdo a los pensamientos que el hombre guarde en su corazón, eso decidirá quién gobierna su vida entera!
¿Abraza pensamientos del mundo? Será arrastrado por la corriente de éste mundo y Satanás trabajará en su vida.
¿Abraza la Verdad de Dios en su corazón? Tendrá comunión intima con Dios y será guiado por el Espíritu de Dios.
Ahí está la guerra:
2 Corintios 10:3-5 "Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo".
“argumentos” (“logismós”): “pensamientos, razonamientos, planes” (“Compendio del Diccionario Teológico del NT” de Gerhard Kittel. Pag. 525).
“llevando cautivo todo pensamiento”: esto habla de dominio y esfuerzo.
El que domina los pensamientos del corazón domina el resto.
No importa si la persona canta el domingo “Señor mi Dios”. La pregunta es: ¿quién domina los pensamientos del corazón?
A esta altura algo necesario para responder es: ¿Cómo logran Satanás y los demonios contaminar los pensamientos del corazón del creyente?
Mañana seguiremos hablando acerca de esto...
Luis Rodas
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