LA COMUNIÓN INTIMA CON DIOS Y NUESTRAS NOCHES 2ª parte



LOS ÚLTIMOS PENSAMIENTOS DEL DÍA
Hoy seguimos viendo el hábito piadoso y muy importante. ¡Decisivo!: nuestras noches.

Salmo 119:55: “Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová”.
Es bueno tomarse el tiempo para pensar conscientemente en toda la fidelidad de Dios durante el día: Salmo 92:2 "Anunciar por la mañana tu misericordia,
Y tu fidelidad cada noche".
De cuantas cosas nos libra el Señor cada día. Cuanto podría haber sucedido y el Señor nos guardó.
1 Samuel 2:9 “EL guarda los pies de sus santos” (lo mismo en Proverbios 3:26).
Al reconocer de forma consciente las misericordias de Dios nuestro corazón se llena de gratitud y alabanza. El salmista dice en el Salmo 42:8 “De día mandará Jehová su misericordia, y de noche su cántico estará conmigo”.
Salmo 149:5 "Regocíjense los santos por su gloria,
Y canten aun sobre sus camas".

Y luego podemos analizar un poco como hemos vivido ese día. Si hemos pecado, nos ponemos a cuenta con el Señor si no lo hemos hecho antes.
Como muy bien escribió Richard Baxter (pastor puritano del siglo 17): “Esto es necesario para que puedas renovar tu arrepentimiento lo mismo que tu resolución de obedecer, y para que puedas examinarte a ti mismo para ver si tu alma se hizo mejor o peor, si el pecado ha bajado y la gracia ha subido y si estás mejor preparado para el sufrimiento, la muerte y la eternidad” (“Cómo pasar el día con Dios”).
Salmo 17:3 nos habla de como el Señor nos ayuda en esa auto-examinación: “Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche”.
Y en el Salmo 16:7 “Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseña mi conciencia”.

Y clamamos a Dios por un corazón más conforme al de EL.
Un ejemplo de esto fue David Brainerd (misionero del siglo 18). Del cual leímos algo unos devocionales atrás:
“Oh, mi querido Salvador sudó sangre por las pobres almas! Anhelaba sentir más compasión hacia ellas. Me sentí todavía en un dulce estado mental y bajo un sentimiento del amor y la gracia divinas, y me fui a la cama en este estado, con mi corazón puesto en Dios”.
El salmista que practica este hábito tan saludable para el alma del creyente de buscar a Dios antes de dormir, también clama por sí mismo.
Antes de contarnos de su oración y lectura de la Palabra a la mañana y a la noche, escribe:
Salmo 119:145 "Clamé con todo mi corazón; respóndeme, Jehová,
Y guardaré tus estatutos".
Thomas Brooks: “Si el corazón es mudo, Dios estará mudo. Ninguna oración cuenta para Dios si no es un parto del corazón” (“El Tesoro de David”. Pag. 335).
Salmo 119:146-148 "A ti clamé; sálvame,
Y guardaré tus testimonios.
Me anticipé al alba, y clamé;
Esperé en tu palabra.
Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche,
Para meditar en tus mandatos".

Clamamos a Dios para podamos caminar en sus fuerzas y no sólo en las nuestras.
Ahora… un querido hermano hace unos días me preguntaba: ¿Cómo se si lo estoy haciendo en mis fuerzas o si lo estoy haciendo en las fuerzas de Dios?
Esto le preocupa a mucha gente.
1- Si lo puedo hacer es que lo estoy haciendo en las fuerzas de Dios.
Si no lo puedo hacer es que lo estoy haciendo en mis fuerzas.

2- Este hermano me decía: “Por unos días me levanto a la mañana y oro a Dios y veo que comienzo a tener inclinaciones más espirituales. Pero después me confío y dejo de buscar a Dios y depender de EL.
Ahí es cuando ya no estás viviendo en las fuerzas de Dios: cuando empiezas a confiar en ti mismo, no clamas a Dios cada día porque tu corazón engañoso te guía a pensar que puedes sin depender totalmente de Dios.

CONCLUSIÓN
Así veremos como se cumple en nosotros el Salmo 4:8 “En paz me acostaré, y asimismo dormiré”.
Proverbios 3:24 “Cuando te acuestes no tendrás temor,
sino que te acostarás, y tu sueño será grato”.
De esta manera encontraremos que Dios alegra nuestros días por completo:
Salmo 65:8 "Por tanto, los habitantes de los fines de la tierra temen de tus maravillas.
Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde".
Y damos fruto a tiempo como aquel del Salmo 1 que medita en la Palabra de Dios “de día y de noche”:
“En la ley de Jehová está su delicia,
en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo” (Salmo 1:2,3).

¿Nos cuesta?
Lo que necesitamos es luchar en las fuerzas del Señor para que los malos hábitos del viejo hombre vayan menguando y la gracia del Señor en nosotros siga creciendo.
Leamos nuevamente por favor las palabras de Pedro que leímos unos devocionales atrás:
2 Pedro 3:18 "Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén".


Luis Rodas


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