La comunión intima con Dios es la necesidad primordial del creyente - 3ª parte



SINTETIZADO EN EL SALMO 15
¡Hermanos… nuestro llamamiento en Cristo es muy alto… y sólo lo podemos vivir habitando en las alturas!

Todo esto está sintetizado en pocas palabras en la frase final de Dios en el Salmo 15:
Salmo 15:5 "Quien su dinero no dio a usura,
Ni contra el inocente admitió cohecho.
El que hace estas cosas, no resbalará jamás".

¡Aquí NO dice “el que sabe estas cosas”! ¡Aquí dice “el que hace estas cosas”!
Thomas Manton: "A un cristiano se lo conoce más por su vida que por su discurso.
Los hombres llenos de conversaciones ideológicas que no conducen a la práctica, discusiones y altas especulaciones, no son más que sabiondos necios. Como la alondra, que vuela alto, pero cae con mucha facilidad en la red del cazador” (“The Works". Vol 4).

“el que hace estas cosas, no resbalará jamás"
Algo muy similar encontramos en 2 Pedro 1:5-10:
"Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 
Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 
Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. 
Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás".

¿El resultado de todo esto?
Aquí el apóstol Pedro nos dice: “haciendo estas cosas no caeréis jamás".
Y el Salmo que hemos estado estudiando termina diciendo:
“el que hace estas cosas, no resbalará jamás".
Idéntico.

¡Vaya contraste!
Y ¡vaya llamado a la acción!

El adolescente espiritual que cree que ya lo sabe todo, imagina que con saber es suficiente, dice: “Si leo estas cosas, permaneceré firme”. Pero este pasaje dice: “el que hace estas cosas".
El perezoso dice: “Si Dios hace estas cosas en mí, permaneceré firme”. Pero este pasaje dice: “el que hace estas cosas".
“El tibio dice: “No es necesario que haga estas cosas. Dios entiende como soy, no es necesario que permanezca firme. No hay que ser religioso”. Sin saber que esto no es legalismo. Este pasaje dice: “el que hace estas cosas".

Dios dice en Su Palabra perfecta: “el que hace estas cosas, no resbalará jamás”.

Si el creyente es diligente en obedecer a Dios y vivir una vida que da fruto para Dios, se mantendrá firme.
Aquí no habla de perder o no la salvación.
Sino de que el creyente descuidado paga las consecuencias.
Leímos recién en 2 Pedro 1:9: “Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta, es ciego”.
Por el contrario un versículo antes: “si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto”.

¡Aquí encontramos un contraste enorme!
Mucha gente se pregunta:
“¿Por qué lucho siempre con las mismas cosas?"
"¿Por qué soy tan débil?"
“¿Por qué me arrastra el mundo con tanta facilidad?"
“¿Por qué lucho tanto con los miedos, mi mal carácter, las depresiones, etc?"
“¿Por qué soy tan inconstante?"

Creyente que anidan tanto veneno en sus corazones como para matar a un caballo. Y siguen haciendo y haciendo tapando su verdadera condición.
Pueden cantar pero no pueden adorar. Pueden leer versículos bíblicos pero no pueden encontrar a Dios en esos versículos bíblicos. Pueden tener matrimonios pero no pueden formar un hogar que da fruto para Dios.

Recuerda el ejemplo del molino de agua.
Es como si el molino se preguntara: “¿Por qué cuando el agua cesa yo me detengo?” “¿Por qué no puedo moverme por mí mismo?”
La respuesta es porque eres un molino de agua. Sin agua te detienes.

¡Así el cristiano!
Quita, por la gracia de Dios, todas las piedras que detienen el fluir del agua.
Jesús dijo: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8).
Los escribas y fariseos vivían una espiritualidad externa. Pero la piedad es algo interno que repercute en lo externo y diario.
No buscamos vivir piadosamente sólo porque queremos agradar a Dios y adorarle. Sino también porque no queremos que nada impida nuestro caminar intimo con EL.
EL es nuestra fuerza, ¿qué hacemos si le contristamos?

El Salmo 24 es muy similar al 15. Pero añade algo:
“¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su lugar santo?
El limpio de manos y puro de corazón”
(Salmo 24:3,4).

En esta limpieza de manos y pureza de corazón no sólo vemos la doctrina bíblica de justificación (Romanos 5:1), sino que prosigue a la poderosa obra de Dios de santificación en nuestras vidas (1 Tesalonicenses 4:3).
Como cuando Santiago le habla a “hermanos”:
Santiago 4:11 "Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez".
Estos eran “hermanos" cuyas “pasiones” les estaban trayendo problemas:
Santiago 4:1 "¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?"
Estas “pasiones" les hacían actuar como el mundo:
Santiago 4:4 "¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios".
A esto Santiago les exhorta:
Santiago 4:8 "Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones".

Concentra tu vida en crecer en la gracia (2 Pedro 3:18), en ejercitarte para la piedad (1 Timoteo 4:7), en ser diligente y añadir a tu fe virtud (2 Pedro 1:5), en abundar en estas cosas (2 Pedro 1:8).

Jesús dijo con toda claridad: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis” (Juan 13:17).


Luis Rodas


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