LA COMUNIÓN INTIMA CON DIOS Y NUESTRA LENGUA 2 parte



El poner los ojos siempre en lo negativo llena toda tu vida de oscuridad.
Jesús dijo: “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas” (Mateo 6:22,23).
Eclesiastés 10:12 “Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia ruina”.
Santiago 3:6 dice literalmente que “la lengua contamina todo el cuerpo”.

Por eso sigue:
Proverbios 12:14 "El hombre será saciado de bien del fruto de su boca; 
Y le será pagado según la obra de sus manos".
Algo muy similar lo encontramos unos versículos después:
Proverbios 13:2,3 "Del fruto de su boca el hombre comerá el bien; 
Mas el alma de los prevaricadores hallará el mal. 
El que guarda su boca guarda su alma; 
Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad".

Muchas veces es mejor quedarse callado antes de decir algo que contamine al que oye y a nosotros mismos:
“Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad” (13:3).
Para esto NO podemos hablar sin pensar antes. ¡ESTO ES VITAL!:
Proverbios 15:28 "El corazón del justo piensa para responder; 
Mas la boca de los impíos derrama malas cosas".
Por esto nos manda Santiago 1:19:
“Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar”.
Cuantas veces en el matrimonio, por ejemplo, ni oímos al otro y ya nos lanzamos enojados a responder como si fuera un juicio, en vez de buscar entender qué es lo que nuestra esposa/o nos quiere decir:
Proverbios 18:13 "Al que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio".
NTV: “Precipitarse a responder antes de escuchar los hechos
    es a la vez necio y vergonzoso” (Proverbios 18:13).
Y llega un momento que en vez de conversaciones para llegar a una conclusión de Dios, se transforman en conversaciones de locos.
Y llega un momento que se trata de quién sube más la intensidad de la discusión.
El consejo bíblico es: sé sabio y baja la intensidad de la discusión hasta volverlo a llevar a lo que es: un medio para madurar y mejorar como matrimonio y como hijos de Dios.
Por lo que lo mejor es calmarse y hablar palabras de paz:
Proverbios 15:1 "La blanda respuesta quita la ira; 
Mas la palabra áspera hace subir el furor".
No hablar nada de quién tiene razón, sino calmarse. Recordar que no son enemigos. Los dos quieren agradar a Dios. Solo que le han dado rienda suelta a su carnalidad, y ahí obviamente no van a salir cosas buenas. En esa situación sólo el diablo ganará.
En momentos así, como dice Proverbios 15:12, “el hombre prudente calla”.

Lo mismo sucede en conflictos entre hermanos:
Proverbios 15:4 "La lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu".

Y cuan importante es que nuestros hijos encuentren en nosotros una “lengua apacible (que) es árbol de vida” y no una “lengua” igual a la del mundo.

En el Salmo 73, el corazón del escritor, Asaf, estaba viéndose altamente tentado con actuar como el mundo:
Salmo 73:3 "Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos".
Comenzó a poner su mirada en el mundo.
Al punto que comenzaba a razonar que no tenía cuidar más su corazón de las cosas del mundo:
Salmo 73:13 "Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón,
Y lavado mis manos en inocencia".
Y ya se veía terriblemente tentado a comenzar a hablar como el mundo:
Salmo 73:15,16 "Si dijera yo: Hablaré como ellos,
He aquí, a la generación de tus hijos engañaría.
Cuando pensé para saber esto,
Fue duro trabajo para mí".
Hasta que se volvió hacia Dios en oración y pudo ver lo necio que estaba siendo:
Salmo 73:17 "Hasta que entrando en el santuario de Dios,
Comprendí el fin de ellos".
Allí no sólo entendió que si continuaba llenando su corazón de las cosas del mundo iba a terminar mal, sino que vio como si no era diligente en gobernar su corazón podía empezar a actuar como una bestia:
Salmo 73:22 "Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti".

¡Aquí tenemos todo el proceso completo!
El corazón comienza a deslizarse secretamente. Anhela, convence, impulsa, gobierna.
Luego nuestra lengua comienza a largar todo eso: “Si dijera yo: hablaré como ellos” (73:15).
Ya Asaf se veía tentado a largar por la boca lo que estaba llenando su corazón.
Pero en su lucha por refrenar su lengua le queda algo se sensatez aún: “Si dijera yo: hablaré como ellos, HE AQUÍ, A LA GENERACIÓN DE SUS HIJOS ENGAÑARÍA” (73:15).
Esa palabra “engañaría” en hebreo es “bagad” y se puede traducir como “ser desleal, prevaricar, traicionar” (Strong - 898).

Asaf dice: “Si la lucha que está en mi corazón la empiezo a manifestar con mi lengua, voy a traicionar a mi pueblo, y finalmente de esta manera les voy a servir de tropiezo”.
Cuando no gobernamos bien nuestros corazones y dejamos que nuestra lengua hable como el mundo, esto va a afectar sin duda a los que nos rodean.
Asaf aún tentado hizo algo muy bueno de imitar: refrenó su lengua.

Nuestra lengua habla como el mundo cuando decimos malas palabras, cuando entramos en conversaciones con más pasión cuando se habla de fútbol, viajes o entretenimientos del mundo, más que cuando se habla del Señor.
Cuando nos quejamos de otros hermanos delante de nuestros hijos. Cuando hacemos esto, ¿será raro que luego no quieran saber nada con la Iglesia?
Si nos quejamos de lo que estamos viviendo y luego nuestros hijos nos ven cantar canciones donde le decimos a Dios que le agradecemos por todo: así es como le enseñamos con nuestros ejemplo: “Este es un hobbie religioso que se trata de decir cosas pero que no son necesarias vivir”.
Nuestra evangelización con ellos debe comenzar desde lo que hacemos con nuestra boca a diario.
Tenemos la enorme responsabilidad delante de ellos de mostrarles que lo que creemos es verdad y afecta lo que hablamos a diario.

Asaf nos enseña profundamente con su salmo:
1- El mundo quiere atraparnos
2- Nuestro corazón rápidamente empieza a decir: “quiero, quiero. Esto es bueno”.
3- Nuestra boca va a continuar el proceso y va a empezar a hablar como el mundo
4- Debemos luchar por callar en esos momentos por amor a los que nos rodean
5- Al acercarnos a Dios vemos con mucha más claridad los engaños del mundo y lo que realmente es importante y lo que es inútil y vano. Asaf dice luego de haber estado con Dios en el verso 25: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra” (Salmo 73:25).

Al descuidar esto es como el creyente contrista al Espíritu Santo:
Efesios 4:29,30 "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención".

Asaf se acercó a Dios y cambió la inclinación de su corazón y por tanto su lengua manifestó esa cercanía con Dios:
“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra” (Salmo 73:25).
Así pasó con los discípulos de Jesús.
Pedro aún altamente tentado a negar a Jesús no podía disimular que era parte de los discípulos de Cristo. Mientras Jesús estaba encarcelado, ciertas personas le dicen a Pedro: “verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos” (Lucas 14:70).
Y con Jesús ya muerto y resucitado, el liderazgo religioso judío escucha hablar a Pedro y a Juan, y dice Hechos 4:13: “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y LES RECONOCÍAN QUE HABÍAN ESTADO CON JESÚS”.
Se notaba que habían estado caminando con Cristo.

REFRENAR
Y la Palabra nos habla con toda claridad:
Proverbios 10:19 "El que camina en integridad anda confiado; mas el que pervierte sus caminos será quebrantado".
El refrenar la lengua es tan importante que la Palabra de Dios lo considera la gran diferencia entre un caminar con Cristo verdadero y un engaño del corazón:
Santiago 1:26 "Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana".

En nuestros devocionales a la mañana oremos de todo corazón por ese día, cada día, como David: “Pon guarda a mi boca, oh Jehová;
guarda la puerta de mis labios” (Salmo 141:3).
Y como en el Salmo 19:14: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti”.

Si estamos con una persona que se la pasa hablando barbaridades o criticando a todo el mundo y quejándose, no vemos el momento de alejarnos de ella.
¿Cuanto más el Dios que “habita en la altura y la santidad” (Isaías 57:15)?
Dios no sale a caminar junto a alguien con conversaciones infectadas.
Hoy podemos aprender: ¿quieres profundizar tu comunión intima y diaria con Dios? Cuida tu lengua. Gobierna tu lengua.
Acércate a Dios para limpiar tu corazón y camina con EL mientras trabajas, estudias, haces los quehaceres de la casa, hablando delante de Dios. Que tu boca también adore a Dios, y que seas para los demás “grato olor de Cristo” (2 Corintios 2:15).


Luis Rodas


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