La semana pasada vimos que la Palabra nos exhorta contra el “quietismo” y la idea equivocada de que en un momento Dios nos hipnotizará y comenzaremos a hacer Su voluntad.
El Señor nos llama a la acción. Nuestra vida debe reflejar la obra de Dios en nosotros.
Ahora debemos “andar como es digno de la vocación con que Dios nos ha llamado” (Efesios 4:1), “presentar nuestro cuerpo en sacrificio vivo” (Romanos 12:1).
Pero ¿cómo?
Ya hablamos el domingo pasado que Pablo relata en 11 capítulos la obra grandiosa de salvación de Dios, Su propósito eterno y Soberano y termina el capítulo 11 con una explosión de alabanza. Y en el versículo siguiente escribe:
Romanos 12:1 "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional".
En este versículo encontramos que al conocer, entender y deleitarnos en Dios y sus obras perfectas, las “misericordias de Dios” (los primeros 11 capítulos de Romanos), hay solo una reacción lógica: “presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo”.
Este versículo enseña que este es nuestro “culto racional”.
Y ya vimos que “racional” en griego es “logikós”.
Podemos decir que una persona sensata, que razona, inteligente, cuerda, que puede distinguir entre lo lógico y lo que no es lógico; ante la grandeza y perfección de Dios reacciona rindiendo todo lo que es ante el Único Digno.
Mi madre tomó por algunos años pastillas para superar los problemas que estaba pasando. Y bajo los efectos de las pastillas un día puso un costurero en la heladera.
¿Qué pasó? No estaba bien su mente, por lo que su lógica estaba casi totalmente afectada.
El filosofo griego Epicteto: “Si yo fuera un ruiseñor, debería cantar como un ruiseñor; si fuera un cisne, como un cisne. Sin embargo, puesto que soy un ser racional (‘logikós’), he de cantar himnos de alabanza a Dios” (Discursos 1.16.20-21).
¡Esto es lógico!
Pero el versículo siguiente nos da una gran clave:
Romanos 12:2 "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta".
“transformaos”: es un llamado a una metamorfosis del molde del mundo a hacer la voluntad de Dios.
¿Cómo?
“por medio de la renovación de vuestro entendimiento”
“entendimiento” (“noús”): en otros pasajes se traduce como “mente” (Efesios 4:23 por ejemplo).
Romanos 12 nos enseña que es imposible para el hombre ser sensato, cuerdo, prudente, actuar como es lógico en su vida, a no ser que su mente experimente algo que la Biblia llama “renovación”.
Sino simplemente actúa como alguien que en un día que nieva sale con ropa como para ir a la playa.
Únicamente si la mente de la persona es renovada, la persona actúa como es lógico ante el Dios Sublime y Perfecto.
Sino lo único que se puede esperar de una persona es indiferencia total, o tal vez rituales religiosos, darle las sobras, intentar usar a Dios como un medio para nuestros fines, o un buscar continuamente calmar al conciencia.
Pero JAMÁS actuará como es lógico ante Dios. Simplemente seguirá siendo su propio dios pero ahora creerá que existe un Dios que está para servirle a él.
Claudio Ptolomeo, un astrónomo griego del II siglo d.C., planteó que el planeta Tierra permanecía quieto y que este era el centro del cielo. Mientras que el resto de los planetas giraban alrededor de la Tierra. A esto se le llamó Geocentrismo.
Más tarde, en el año 1512, Nicolás Copérnico, un astrónomo polaco, demostró que esto era un error.
El cielo no era el centro, sino que los planetas, incluido la Tierra, giraban alrededor del sol.
Así cuando vives sin que tu mente tenga una revelación de Dios, te equivocas en algo parecido a Claudio Ptolomeo.
El enseñaba el “geocentrismo”. Nosotros caemos en el error del “egocentrismo”.
Para esto es fundamental e ineludible lo que podríamos llamar “la ley del compás”.
El compás se utiliza para hacer una circunferencia. La punta del compás se pone donde queremos que sea el centro de la circunferencia.
Si ponemos el centro del compás en cierto lugar, la circunferencia que haremos estará ahí. Si ponemos el centro del compás en otro lugar, la circunferencia estará en ese otro lugar.
¿Cual es el centro de nuestro compás? ¿Cual es el centro de nuestra vida?
Mañana si Dios quiere seguiremos hablando de esto.
Luis Rodas
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viviendo diariamente en el propósito eterno
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