Relacionándote con paz 3ª parte



“Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor” (Filipenses 4:2).

Las Escrituras no nos dan la posibilidad de conocer la reacción de Evodia y Síntique, estas dos hermanas en la fe, cuando recibieron la exhortación a solucionar los problemas entre ellas.
Tampoco nos dicen cuales fueron las diferencias que provocaban estos conflictos.
Pero, sin duda podemos decir que muchos problemas se deben a creyentes que imaginan luchar por la verdad y el bien, y en realidad están enfermos de amargura y/o orgullo.

¿Qué pasaría si ellos recibieran una exhortación del apóstol Pablo como la recibieron Evodia y Síntique?
Imaginemos a Evodia por un lado, y a Síntique por el otro, las dos se enteran que Pablo está enviando una carta a la Iglesia, las dos esperan ansiosas la llegada de la carta, las dos piensan, cada una por su lado, que Pablo va a mencionarla a ella felicitando sus esfuerzos por preservar la verdad y el bien.
Cuando por fin llega la carta y se lee, cada una por su lado aguarda con impaciencia pero con secretos gozos del orgullo, que llegue el párrafo donde Pablo alaba y agradece el celo santo, la valentía, el no callar lo que debía ser dicho aún renunciando a la amistad que tenía con su hermana en la fe.
De pronto, en la última sección, por fin llega lo esperado. Alguien lee: "Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor”.

¿Eh?
¿Qué es esto?
¿Que sean de un mismo sentir?
¿Mmmm?
Las dos se miran perplejas y enojadas.
Y no sólo esto, Pablo añade un pedido en el siguiente versículo explicando que posiblemente el error de división llegó a tal grado que ahora pobrecitas necesitan ayuda para solucionarlo.

Vuelvo a decir, no sabemos cómo fue la reacción de Evodia y Síntique. Pero sí podemos estar seguros de que a muchas personas hoy les sucedería exactamente esto.
Imaginan estar envueltos en las batallas del Señor, pero sólo están siendo engañados por un corazón contaminado, y a veces utilizados hasta para combatir la fe que dicen defender.
Personas que su supuesta lucha por la fe, no es más que una defensa personal
Personas que aman las contiendas porque su corazón amargado y orgulloso pide a gritos contiendas
Personas que utilizan la crítica de otros para que los alaben como los maravillosos paladines de la fe
Iglesias cuyo "evangelismo" es criticar las falsas enseñanzas de congregaciones de la ciudad. Su motivación, lejos del amor por la verdad, es simplemente acrecentar su rebaño sacando ovejas de otros rediles
Personas llenas de odio porque se las confrontó en su vida, ahora difaman y persiguen sin descanso.

En estos casos, las palabras de Pablo a Timoteo pueden sernos muy útiles.
El lo insta a permanecer en el grupo de aquellos "que de corazón limpio invocan al Señor... desechando cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas.
Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso" (2 Timoteo 2:22-24).

¿Estás seguro que tu corazón está limpio?
¿Estás seguro de que tu "defensa de la fe" no es una defensa personal?
¿Estás seguro que no eres amante de las contiendas?
¿Estás seguro que "en cuanto depende de ti estás en paz con todos los hombres" (Romanos 12:18)?


Luis Rodas


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