“En todo tiempo ama el amigo” (Proverbios 17:17).
El verdadero amor permanece constante en todo momento.
Para esto es indispensable tener la capacidad de mantener una actitud de benignidad con hermanos, aún cuando estos hacen cosas que nos molestan.
Charles Simeon (1759-1836):
“El sufrir pacientemente toda clase de mal, y el hacer gustosamente toda clase de bien, es lo que constituye el verdadero amor.
Por esto 1 Corintios 13:4 nos enseña: ‘El amor es sufrido, es benigno’.
Estas dos cosas resumen por completo lo que es amar a alguien.
’No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal’ (Romanos 12:21).
El amor refrena el impulso de levantarnos en ira contra la ofensa de un hermano.
Pero cuando hay una continua disposición a encontrar defectos en otros, y enfurecerse por las cosas mínimas, y hay una constante facilidad de juzgar severamente todo, allí no hay amor.
Es llamativo lo ingeniosos que somos muchas veces para encontrar excusas para nosotros mismos cuando nos hemos comportado mal. Si actuamos así motivados por el amor propio, ¿no deberíamos mostrar esa misma misericordia y paciencia cuando son nuestros hermanos los que se equivocan?.
Sí, sin duda. Debemos ser ’tardos para airarnos’ (Santiago 1:19) con aquellos que amamos, y más que dispuestos a dejar pasar lo que nos molesta de otros.
Nuestra piedad no debe estar asentada sólo en nuestros oídos y lengua, sino más bien en el corazón.
Nadie se engañe a sí mismo: sólo viviendo un amor real, activo y cotidiano, podemos considerar que nuestro cristianismo es genuino. ¡Sólo así!"
(“Horae Homileticae” - Discourse 1986).
Luis Rodas
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