“Mejor es humillar el espíritu con los humildes que repartir despojos con los soberbios” (Proverbios 16:19)
Aquí tenemos algunos excelentes consejos para cultivar la humildad por John Bunyan (1628-1688):
“1- Trabaja para mantener ferviente en tu corazón un profundo conocimiento de Dios
Conocimiento de Su Presencia, que está en todo lugar. '¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?' (Jeremías 23:24).
Conocimiento de Su Poder, que es capaz de disolver el cielo y la tierra en polvo y ceniza; y como están en su mano como un pergamino o vestidura (Hebreos 1:11,12).
Conocimiento de Su Justicia y de sus mandatos y exhortaciones que son como fuego abrasador (Hebreos 12:19).
Conocimiento de Su Fidelidad en el cumplimiento de Sus promesas, y de sus amenazas a los impenitentes (Mateo 5:18, 24:35; Marcos 13:31).
2- Trabaja para obtener y mantener un profundo sentido de la naturaleza maligna del pecado, y de sus efectos destructores sobre tu corazón
Ten plena consciencia de que el pecado es un directo enemigo de Dios, y que es el elemento esencial de aquellos que aborrecen a Dios, y el elemento esencial del porqué Dios aborrece al impío (Salmo 5:5).
Recuerda que fue el pecado el que convirtió a ángeles en demonios, empujándoles hacia abajo desde el cielo al infierno.
El pecado fue quien sacó a Adán del paraíso; quien provocó la inundación del viejo mundo; quien hizo caer fuego del cielo en Sodoma y Gomorra; y lo que le costó a Cristo su sangre para redimirte de la maldición que el pecado había traído sobre ti.
Considera los tormentos del infierno. Cristo hizo uso de esto como un argumento para mantener el corazón sensible y contrito. Sí, para este fin repitió, repitió y repitió tanto la naturaleza como la durabilidad de la llama ardiente del infierno, y del gusano que habita allí que nunca muere (Marcos 9:43-48).
3- Considera también lo firme y terrible del día del juicio
Cuando Cristo se sentará en su gran trono blanco, y los muertos, por el sonido de la trompeta de Dios, se levantarán; cuando los elementos con el cielo y la tierra ardan en una llama ardiente; cuando Cristo separe los hombres unos de otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos; cuando serán abiertos los libros, testigos infalibles, y todos los hombres serán juzgados según sus obras; cuando las puertas del cielo se abran para los salvos, y las fauces del infierno reciban a los condenados.
4- Considera a Cristo Jesús, y como Su amor y Su clemencia nos salvó
Nos visitó en Sus tiernas misericordias de lo alto. Él nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros. Mira, pues, a Cristo, para mantener humilde y sensible tu corazón para con Dios"
(“The Acceptable Sacrifice”).
Luis Rodas
.
0 comentarios:
Publicar un comentario